Esta suele ser una costumbre muy común en los niños y, a menos que se trate de una respuesta a mucho estrés o problemas emocionales, no tiene por qué ser preocupante. En el caso que su hijo esté pasando por este problemita trata de mantener sus uñas cortas y parejitas para que no se las muerda, porque entre más rotas están más tentadoras resultan. También debes conversar con él y tener paciencia.
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