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En la RAAN las comunidades están distantes unas de otras. El transporte es precario. Los niveles educativos son los más bajos del país. LA PRENSA/ CORTESÍA SALVADOR GARCÍA

Autonomía en la aldea

Meterse dos años a describir cómo vive su propia autonomía la gente en un caserío perdido del Caribe nicaragüense —región que poco se mira desde el Pacífico, o se hace solo para referir sucesos como un quiebre narco o las secuelas de un desastre natural— fue lo que hizo Salvador García, estudiante de antropología, nica-argentino.

Amalia Morales

Meterse dos años a describir cómo vive su propia autonomía la gente en un caserío perdido del Caribe nicaragüense —región que poco se mira desde el Pacífico, o se hace solo para referir sucesos como un quiebre narco o las secuelas de un desastre natural— fue lo que hizo Salvador García, estudiante de antropología, nica-argentino.

El punto perdido se llama Sangnilaya, una comunidad que está en la ribera del río Wawa, embutida en los pinares del llano, y que hasta el 2007 contaba con 514 personas repartidas en 78 casas.

Sangnilaya se fundó en 1912 y es una de las 14 comunidades del llano norte en Bilwi, en la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN).

Allí, según García, se ejerce una autonomía distinta, cotidiana, que no ha figurado en ningún libro hasta ahora, en la tesis que él escribió sobre la comunidad y sobre la costa, y que le dio para revolver teorías y terminar cuestionando conceptos como costa y autonomía.

Antes de conocer a Ángela, una matrona del caserío y de entender que en Sangnilaya no valdría la pena montar una cooperativa, pero sí daría resultado aprovechar la organización de los clanes familiares, García llegó a esta comunidad con un propósito pasajero.

[doap_box title=”El proceso cuestionado en el Caribe nicaragüense” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

El próximo 30 de octubre se cumplirán 25 años de la aprobación del régimen de autonomía para las regiones de la Costa Caribe del país. En la tesis “Sangnilaya, prácticas de autonomía en una comunidad miskita de Nicaragua”, el autor Salvador García Babini crea un nuevo concepto de autonomía que parte de la mirada de la comunidad y sus prácticas cotidianas. García dice que no es su propósito polemizar sobre el concepto de autonomía que se entiende desde las regiones, sin embargo, comulga con las voces que opinan porque se debe profundizar en una verdadera autonomía, y desburocratizar la forma de gobernar en la región.

El antropólogo presentará su tesis el próximo miércoles en la Universidad Centroamericana. La investigación auspiciada por la universidad cuenta con comentarios de reconocidos académicos extranjeros y nacionales, como el antropólogo Miguel González, de origen costeño, radicado en Canadá.

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Andaba trabajando en el 2005 para una estrategia de electrificación rural. Estaba en la parte de comunicación y le encargaron escribir los guiones para un programa de radio que se grababa en Managua en miskito y mayangna, y luego se transmitía en emisoras de la región. Así es como se fue quedando para contar esa realidad que le parecía tan lejana desde la capital, pero que siempre había querido conocer: la costa, los costeños.

LA CASA DE LA KUKA

Lo que al ojo novato pueden parecer casas sencillas de madera y zinc, montadas sobre tambo y dispuestas al capricho de sus moradores, en realidad responden a una red.

La casa más importante es la de la Kuka, la abuela, y las otras casas alrededor son de las hijas, con sus hijos y sus parejas, que se van de la casa principal, pero siguen atadas por un cordón umbilical imaginario.

García explica que a través de esas redes se comparten alimentos, se resuelven problemas domésticos. “Es una red de solidaridad”, dice.

Entre las autoridades que definen el autogobierno de la comunidad están el juez o wihta, los maestros, los ancianos, las parteras.

Las comunidades en la RAAN están lejanas unas de otras. El sistema de transporte público es precario, ineficiente. Para llegar a Bilwi a Sangnilaya, con suerte, son cuatro o cinco horas de viaje cuando no se desborda el río, cuando no se quiebra alguna pieza del bus, etcétera. Aún así, los lazos son estrechos entre los caseríos.

García dice que Sangnilaya “está emparentada con 35 comunidades más” del llano norte y sur, de Las Minas, el río Coco y al otro lado —en Honduras—, a las cuales se va “para sacar madera, para buscar novio”, sobre las cuales se ejercen derechos a través de esos vínculos de sangre.

Tampoco puede decirse que allá la gente viva de una sola cosa. Cultivan para comer, siembran tubérculos como la yuca y musáceas como el plátano, que dan cosecha casi todo el año.

Los plantíos quedan a la orilla del río o en fincas distantes de la comunidad. Y los que trabajan la tierra son los hombres, pero también las mujeres y los niños. Funciona una “triada familiar”, explica García.

EL TRAUMA DE LA GUERRA

Hablando con los comunitarios, García se enteró del sufrimiento de estas comunidades. Supo que en 1983, durante la guerra, el Ejército llevó camiones para trasladarlos a Sisin y evitar que proveyeran a miembros de la contrarrevolución.

“Hombres y mujeres fueron obligados a subir y solo se les permitió llevar unos pocos objetos personales, como ropa, frazadas, algunas herramientas y utensilios de cocina. Sus hogares y las dos iglesias fueron incendiadas, y todos los animales que pudieran servir como alimento a la Contra fueron ultimados… En Sisin permanecieron durante cuatro meses junto con otras ocho comunidades que habían pasado por la misma experiencia traumática. Allí vivieron hacinados en un galpón construido para la ocasión. Por razones de vigilancia y temiendo alguna colaboración con “el enemigo” tenían prohibido ir al bosque a sembrar, pescar o cazar”, escribe García en su tesis.

“No era nuestra casa, no era bueno, estábamos de mantenidos nada más”, le dijo uno de los entrevistados.

García, quien aprendió un nivel básico de miskito, explicó: “Cuando hablamos de autonomía también hablamos de determinadas prácticas a través de las cuales los habitantes de una comunidad reproducen y negocian niveles de agencia, incidiendo en la trayectoria de su etnicidad y en las relaciones con su entorno”. Este nica argentino se graduó como antropólogo con esta tesis, quien al escribir sobre Sangnilaya y su historia terminó escribiendo sobre la historia de la costa, sobre la mitad de este país.

Nacionales autonomía Costa Caribe Nicaragua RAAN archivo

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COMENTARIOS

  1. Lila
    Hace 11 años

    Felicito al Sr. Salvador García por este trabajo que permite conocer las comunidades de la Costa Atlántica. Estan muy lindas las fotos.

  2. frank
    Hace 11 años

    POr favor! a quien enganan? si en la costa nunca existio autonomia!
    Esto era un plan de ortega pa traer division entre la poblacion costena, eliminar su cultura e identidad y aprovecharse de las riquezas de la costa.
    La unica solucion para la costa atlantica es su independencia!
    Somos como esclavos en nuestro propio pueblo.

  3. juanito alimana
    Hace 11 años

    Esa muy buena historia, es solamente una parte del tejido completo , muy colorido y a lavez muy triste de toda la Costa. Inmensa parte de nuestra Geografia abandonada por los gobiernos de turno.

  4. Nica Bueno
    Hace 11 años

    MI Estimado Garcia, te invito a leer un libro ” Historia de la Costa Atlantica de Nicaragua”. que se encuentra en la biblioteca de la URACCAN.
    Ahi se describe toda la region, el origen de los Miskitos y la relacion con los ingleses, etc, etc, dentro de ello se mencionan todas las comunidades del caribe.

    Aun asi te felicito, por atreverte escribir sobre una comunidad del monton que hay en el caribe.

  5. luigi
    Hace 11 años

    Me encanta este estudio, muy bien me enorgullese además de ser Miskito, el interés de mas personas sobre la autonomía” en la región..

  6. kiawa68
    Hace 11 años

    muchos otros investigadores etnolinguistas, etnologos, historiadores y cientificos han escrito libros sobre los mayangnas y sobre otras tribus de la region han hecho documentales y filmaciones que son vendidas a grandes corporaciones o industrias de publicidad, nunca se benefician esos pueblos solo son comentarios y caen en el olvido nadie se acuerda mas de ellos gracias por este antropologo es muy importante observar la impresion de otras personas.

  7. jose siles
    Hace 11 años

    Antes de la guerra, toda la vida diria yo, la Costa Caribe, como le llaman hoy, se llamaba Costa Atlantica, Dpto. de Zelaya. Era una sola franja de tierra grandicima, no estaba dividida, en La RASS, ni RAAN. En los años 50, los nativos de la costa, cuando venian a Managua, decian: voy para Nicaragua. Esto, porque se creian no pertenecer a Nicaragua, ya que en los siglos pasados, eran gobernados por un rey mosco, impuesto por Iglaterra. Pienso que ahora es un laberinto.

  8. Ruth Martinez
    Hace 11 años

    Me alegra mucho que haya mas investigacion sobre Nicaragua, hecha por Nicaraguenses. Ojala se publique el estudio completo en Nicaragua y en el exterior.

  9. Agustin Lay
    Hace 11 años

    Para ilustrarme, apreciaría que este señor diera a conocer el día a día que convivió con nuestros hermanos de la costa, incluso talvez pueda escribir un libro al respecto. A lo interior del país, se conoce muy poco de nuestra costa atlantica. Muchas gracias a Don Salvador García y lo felicito, deseando que tenga exito en su profesión.

  10. jose maria arevalo
    Hace 11 años

    Es interesante leer sobre nuestra historia y costumbres, principalmente de la costa caribe de nuestro bello país. hay muy poco escrito acerca de esta región, esto hace que me venga a la mente, una cancion que sonó mucho en los 80s, “un gigante que despierta en la costa…”, dejenme decirle que ese gigante nunca desperto y se quedo olvidado por ese gobierno y nadie ha hecho nada por ellos, que triste es eso, bueno asi es mi pais con sus idas y muy pocas venidas

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