En muchas ocasiones he visto mal utilizados los números romanos, creo que la principal dificultad estriba en el hecho que al llegar a ciertas cifras comienza a complicarse la situación porque no recordamos cuál cantidad indican.
Recordemos que aunque se llaman números se forman a partir de ciertas letras, tales como la i (I), la ele (L), la ce (C), la uve (V), la de (D) o la x (X), fíjense que las escribí en mayúsculas, porque así se deben usar.
Sinceramente, y a pura memoria díganme si saben a qué número me refiero cuando coloco esta cifra DCCC o MCMLXXXIII.
Les digo esto porque a mí me resulta complicado poder decir todos los números romanos, por su uso más fácil y práctico podemos emplear mejor los números arábigos (1,2,3,4…).
Vuelvo al tema, y aquí va mi primer consejo. Limiten el uso de los números escritos en cifras romanas, sobre todo cuando sean cifras complicadas, tal vez sea recomendable después del número 20 poner guarismos arábigos con la letra voladita adecuada al género del sustantivo, en vez de las complicadas enumeraciones romanas.
No es recomendable decir “La I Guerra Mundial”, “La II Guerra Mundial”, lo adecuado en idioma español es escribirlo así “La Primera Guerra Mundial” o “La Segunda Guerra Mundial”. Lo que les puedo afirmar es lo siguiente, porque constituye una norma común es que se deben emplear las cifras romanas cuando enumeramos los siglos, los monarcas, el papado, las regiones militares o algunas carreteras o avenidas.
Para refrescar un poco la memoria los dejo con una lista de algunos números romanos, para que no pierdan la costumbre.
LXXXIX (89), XCIL (99), CXXX (130), CCXCIX (299), CD (400), MCMXCIX (1999), MMI (2001), MML (2050).
Inés Izquierdo
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