AFP
El Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Estados Unidos (EE. UU.) y Panamá entra en vigor hoy con el telón de fondo de la euforia del Gobierno y empresarios, contrastado con el gran temor de sectores productivos a una eventual invasión de bienes estadounidenses en la nación canalera.
Ricardo Quijano, ministro de Comercio e Industrias de Panamá, aseguró que “todo está en línea y todo está en regla” para la entrada en vigencia del TLC con los EE.UU., cinco años después de ser firmado por ambos gobiernos.
Según Quijano, con el tratado la canasta básica “va a bajar”, ya que muchos productos ingresarán a ese país libre de impuestos, y se darán “inversiones importantes” de empresas estadounidenses, lo que creará empleo.
Panamá ya goza de la entrada de productos a EE. UU. sin aranceles, pero apenas entre en vigor el TLC, desaparecerán los aranceles para el 86 por ciento de los productos estadounidenses, y los restantes se reducirán en forma gradual. EE. UU. busca ingresar sin aranceles arroz, tomate, repollo, papas o caña de azúcar, y considera que el TLC permitirá aumentar sus exportaciones a Panamá, que importa gran parte de sus necesidades alimentarias en más de 12,000 millones de dólares.
Pero los críticos aseguran que los mayores beneficiarios serán las grandes empresas exportadoras e importadoras, como los supermercados, en detrimento de un sector primario que, si bien aporta menos del diez por ciento al PIB, da sustento al veinte por ciento de la población activa.
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