Juan Carlos Tijerino
El Ministerio Público dejó claro ayer que cuenta con suficientes elementos para demostrar que los expolicías Luis Urbina Escobar y Jorge Sánchez Hernández son los responsables de la muerte del motociclista Marcos Cajina Castillo.
Durante la audiencia inicial que se les realizó ayer a los procesados, la fiscal auxiliar Blanca Calero refirió que para el juicio cuentan con las declaraciones de 13 testigos y varias pruebas periciales, entre ellas un informe de balística.
Dijo también que tienen un dictamen emitido por el Instituto de Medicina Legal que indica supuestamente que a la víctima le dispararon por la espalda.
La juez Indiana Gallardo, del Juzgado Noveno Distrito de Audiencias, tras analizar las pruebas que presentó la Fiscalía contra los expatrulleros de la Ajax Delgado, determinó remitir el caso a juicio oral y público.
El próximo 30 de noviembre a las 9:00 a.m. comenzará el juicio.
Los procesados, mientras tanto, permanecerán en prisión preventiva, con la salvedad de que Jorge Sánchez podría ser examinado por un forense.
En la audiencia su abogado Osvaldo Arróliga dijo que este recientemente había sido sometido a una cirugía.
En tanto Leónidas Arévalo, abogado defensor de Luis Urbina, a quien la Fiscalía señala de haber disparado contra Marcos Cajina, expresó que su cliente debería ser procesado por homicidio imprudente y no por doloso.
Según Arévalo, cuando el patrullero iba a capturar a la víctima, se dio un forcejeo y por esa causa se pudo haber producido el disparo.
VESTIDOS DE ARROGANCIA
Scarleth Cajina, hermana de Marcos, agradeció a la juez por ordenar que a los procesados se les mantenga detenidos en la prisión.
“La arrogancia mató a mi hermano, ellos (los acusados) se vistieron de prepotencia con ese uniforme y no dejaron que lo auxiliaran cuando estaba desangrándose”, denunció Cajina.
El hombre, de 32 años, murió desangrado por un balazo que le propinó el policía el 20 de octubre.
El agente de la Policía Nacional, quien lo siguió hasta el taller Servicentro Pérez Cajina, ubicado en el barrio Santa Ana Sur, impidió que otras personas auxiliaran al hombre, mientras este se desangraba en el piso.
Un testigo, que trabajaba en el taller, denunció que el agente policial después de balear a la víctima la empujó a la calle y la dejó tendida por espacio de veinte minutos.
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