Félix Rivera M.
La riqueza de Jinotega está en manos de pocos. De ahí, según el economista Carlos Palacios, el origen de porqué todavía prevalecen los altos índices de pobreza y desempleo en un departamento que tiene tierras fértiles, clima privilegiado para la siembra y mano dispuesta a trabajar el campo.
Para el economista, los datos oficiales que reflejan que en esa zona el 47.9 por ciento está en el subempleo son correctos y esto significa “que el gran potencial productivo y capital están concentrados en una élite de personas, es decir en un segmento minoritario de la población jinotegana y mientras exista esa relación, que es difícil cambiar por muchos esfuerzos que se hagan, los indicadores del departamento serán los mismos porque unos son los peones y otros son los que tienen los medios de producción’.
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Este fenómeno —agregó Palacios— limita el crecimiento económico de las familias que tienen un empleo y un subempleo. Paradójicamente, por esas razones aunque somos uno de los departamentos más ricos y productivos del país, al mismo tiempo hay un alto índice de pobreza, desempleo, subempleo y falta de acceso a los servicios básicos.
Palacios señala “que la medición de la pobreza, en base a la falta de acceso a servicios básicos, agua potable, electrificación, es válido, porque los indicadores de pobreza no se miden solo en base a los ingresos si no por la falta de acceso a dichos servicios que la población demanda”.
ACTUALIZAR DATOS
Para el presidente de la Asociación de Cafetaleros de Jinotega, Eduardo Rizo, las cifras del Instituto Nacional para el Desarrollo (Inide) no corresponden con la realidad de ese departamento, por lo que urgió en la necesidad de actualizar el verdadero aporte de esta zona.
Rizo no cree que los datos sobre la pobreza extrema en Jinotega sean reales al señalar que esas cifras en departamentos como León y Chinandega y otras zonas del Pacífico sí son verdaderas, porque la gente “además de no tener empleo, no tiene ningún medio de subsistencia o medios de producción, en cambio en Jinotega, en el área rural por muy pobre que sea el campesino tiene su parcela productiva y el pobre de la ciudad se va en una bicicleta al lago de Apanás y trae sus pescados llevando qué comer a su casa”.
Rizo sostuvo que los datos del Inide del 2005 “no son confiables porque lo que hicieron fue tomar como parámetro la producción cafetalera de ese año, poner un precio estimado de cómo se vendió en ese año y dividirlo entre la población de entonces, eso fue lo más cómodo que hicieron, pero no tomaron en cuenta el resto de los productos que se producen en Jinotega”.
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