Jeniffer Castillo Bermúdez
Jorge Ruiz hoy llegó a la escuela. No siempre lo hace porque el agua casi nunca llega a su casa. Él vive en el barrio Cristo Rey, en Tipitapa, y está en segundo grado.
Este niño asiste al único colegio que hay en el sector y que, por la falta de espacio, dejó por fuera a unos 200 niños en edad escolar, según la profesora Sandra Chamorro.
El colegio Cristo Rey atiende a 630 alumnos de primaria.
Todos ellos tienen que lidiar con el calor que implica recibir clases en un aula hecha de zinc viejo. También faltan con frecuencia porque no siempre tienen agua para bañarse, explica Ruiz.
Este problema, dice Chamorro, no se soluciona porque el terreno de la escuela no está legalizado. Sin embargo, recuerda que en cuatro años el Ministerio de Educación (Mined) no ha gestionado el proceso de titulación.
El año pasado el Mined contabilizaba oficialmente 4,580 escuelas públicas —cerca de la mitad— con problemas de titulación.
Ese mismo año la institución destinó dos millones de córdobas para legalizar los terrenos de 800 escuelas. Hasta ahora se desconocen los resultados de la inversión.
“Desde hace cuatro años (cuando se creó la escuela) solicitamos mejores instalaciones hemos tenido ayuda, pero aún seguimos con el problema. El Ministerio (de Educación) nos construyó aquel pabellón (señala las tres aulas que están enfrente de ella) pero aún tenemos a los niños de tercero y cuatro grado en el aula de zinc”, detalla Chamorro.
Ahí es donde Alex Josué Martínez riega el piso para que el polvo no se levante o para “refrescar el aula porque hace calor”.
Este año el Gobierno anunció que extenderá el programa Amor para los Más Chiquitos a 1,200,000 familias en los próximos cinco años. Sin embargo Lidia Solórzano sigue enviando a su hija de 5 años al mismo preescolar del Cristo Rey, que surgió hace cuatro años y que hasta la fecha no ha recibido ningún tipo de ayuda.
Ahí no hay luz, agua y tampoco servicios higiénicos. En el aula de zinc se atiende a los niños de primero y segundo nivel. Tercer nivel está en otra casa del barrio, indica la profesora Diómedes Gutiérrez. Hasta ahora todos los alumnos “posan” para aprender.
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