Lucía Vargas
Mujeres con carga, embarazadas, personas de la tercera edad, niños que van a la escuela y todos los habitantes de las tres etapas del reparto Eddy Ruiz (La Sabaneta), de la ciudad de Granada, atraviesan todos los días el enorme arroyo Zacateligüe, para llegar al centro de la ciudad.
La basura no falta en el lugar y muchas veces la corriente por el sitio es fuerte, haciendo más peligroso el paso por el lugar.
En el fondo del arroyo permanecen niños y jóvenes inhalantes de pega, lo que representa un peligro para quienes quieren ahorrar tiempo al pasar por ese cauce que une con el centro de la ciudad de Granada.
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Este sector ha demandado desde hace muchos años un puente que una estos barrios con la calle La Gaviota.
Según María Dolores Cruz, quien se dedica a los oficios del hogar, este cruce es necesario para ahorrar tiempo y dinero, porque se evitan el uso de taxi, pero también representa un peligro porque los indigentes y delincuentes se mantienen inhalando pega e ingiriendo licor y asaltan a los transeúntes.
Cruz explicó que en tiempos de invierno es peligroso porque la corriente es fuerte y además es insalubre por toda la contaminación que arrastran esas aguas.
Cabe decir que este arroyo está socavado por las lluvias y para bajar se debe descender por la quebrada, cruzar sobre piedras y subir de nuevo al otro lado para salir a la calle La Gaviota.
“Hace más de un año el alcalde Eulogio Mejía prometió durante un encuentro en la Cruz Roja con los medios que ese puente era una realidad, pero ya terminó su administración y aún no ha cumplido”, sostuvo la señora.
PUENTE MUY ÚTIL
Este puente sería de mucha utilidad para las tres etapas de La Sabaneta, el barrio Milagro de Dios, el sector de Madre Teresa de Calcuta y Los Mangos. Todos esos pobladores usan ese cruce para salir a la ciudad.
Cabe decir que el arroyo Zacateligüe cruza la ciudad desde el cementerio municipal a Boca Negra, hasta el lago Cocibolca. Es uno de los arroyos más antiguos y grandes de la ciudad.
Según las madres de familia consultadas, la mayoría de niños y jóvenes que usan ese cruce estudian en el colegio Diocesano, en el Carlos A. Bravo y otros.
Las mujeres salen a comprar sus alimentos al mercado y muchos hombres salen a trabajar. Dijeron que es un atentado pasar por ese cruce, pero la misma necesidad los obliga a usarlo.
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