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Revisitando la historia

Melvin Sotelo Avilés 

El problema de la historia en Nicaragua es que quienes la han escrito, contado o aprendido, en general, lo han hecho desde esquemas de poder o ideológicos, (Gámez, Ayón, marxistas, etc.); resaltando aquellos aspectos que más convengan a sus intereses como historiador. Salvo excepciones, han prevalecido enfoques unilaterales que afectan una mejor lectura del presente. Para entender el hoy, se requiere revisitar la historia de Nicaragua desde los distintos ángulos que la cuentan, observando, en base a los hechos, las coincidencias de los diferentes historiadores y los vacíos que dificultan su comprensión.

Los ejemplos abundan en los sesgos de la historia. Los historiadores de la conquista y la colonia escribieron la historia, en general, desde la óptica de los vencedores, resaltaron lo negativo y omitieron la grandeza de las culturas precolombinas mayas, incas, etc. La historia en muchos casos, la hicieron desde la negación y no del reconocimiento del otro, dificultando la construcción de una identidad nacional, latinoamericana y por qué no iberoamericana.

Otro ejemplo es la independencia de España vista como una lucha de liberación nacional del liberalismo americano contra la España absolutista. Según Tomas Pérez, ni las naciones fueron las protagonistas de lo ocurrido ni la línea de fractura pasó, de manera general, por lo ideológico, lo étnico o socioeconómico.

Fue una lucha de criollos contra criollos —la definición de españoles (criollos) — no estaba limitada al lugar de nacimiento, lo cual se resuelve en el numeral uno de la Constitución de Cádiz de 1812, cuyo contenido fue asumido en las constituciones latinoamericanas en la que no estaba en juego la liberación de España, sino la fidelidad al rey, pero el rey dejo de estar, luego de la ocupación de España por José Bonaparte. Era en torno a su persona que se sostenía el andamiaje de las colonias.

La independencia de Nicaragua más que de España fue de otra “nación” u otras “naciones”, que luego les llamaron imperio o confederaciones (al Virreynato de Nueva España y Capitanía General de Guatemala). Los criollos “marginados” sustituyeron a otros criollos dejando las estructuras socioeconómicas intactas. Las naciones nacen del “cadáver de la corona”.

La firma del Acta de la Independencia en Centroamérica fue elaborada por intelectuales liberales carentes de los mecanismos para incidir en la transformación del modelo político. El esquema jurídico fue usado para provecho personal de quienes ostentaban el poder, y no para hacer cambios en el modelo de producción semi feudal imperante de la época.

En México y América Central quienes representaban al rey fueron los que siguieron usufructuando el poder. Léase los Iturbide, Gainza y; en el caso de Nicaragua, los Sacasa y los González Saravia . Últimas autoridades del rey y primeras de las provincias independientes de Granada y León. Y desde entonces murió el rey, nació el “rey”. Con la independencia comenzó la historia de las guerras de las granadas contra los leones, de “liberales” contra “conservadores”. La inestabilidad ha sido nuestra permanencia.

¿Es posible desde el punto de vista sociológico referirse, en ese entonces, a estados naciones? Definitivamente no, la visión de nación era muy incipiente, esto explica las guerras intestinas que se sucedieron durante 35 años de anarquía posterior a la Declaración de la Independencia, producto del interés de una provincia por imponerse a la otra, pero en la que no estaban en juegos intereses de clase o ideológicos.

A lo largo del bicentenario de la Independencia de Nicaragua, el establecimiento de un Estado Nación en el que prevalezca un gobierno de leyes y no de hombres ha sido un parto que no ha terminado de prosperar. Sin embargo, cuando fue posible, como en los 35 años de los gobiernos conservadores en el siglo XIX, hubo paz y progreso.

Desde la conquista hasta hoy día, muchos historiadores han profundizado las diferencias y obviado lo que nos une, actuando más como ideólogos que historiadores, fabricando desde el poder o la ideología a sus héroes y antihéroes.

Así como los enfoques han sido desafortunados para construir nuestra identidad y sentido de nación, algunos conceptos utilizados han sido inadecuados para entender la realidad. Peor aún, muchos protagonistas de la historia se han creído la encarnación del cacique, los redentores.

Revisitar la historia es una necesidad imperativa para no repetir en el presente, los errores recurrentes del pasado. Es hora que muera el “rey” para dar paso a la consolidación de un Estado que sea punto de consenso en la diversidad. Solo así podremos construir una Nicaragua donde todos tengamos cabida.

El autor es sociólogo.

Opinión historia Nicaragua política archivo

COMENTARIOS

  1. Francisco Ramon
    Hace 11 años

    Otra afirmación sesgada y desafortunada que se suma a lo que Usted señor Sotelo Avilés dice rechazar en la Historia de Nicaragua: “Sin embargo, cuando fue posible, como en los 35 años de los gobiernos conservadores en el siglo XIX, hubo paz y progreso”.

    Durante los 36 años de los conservadores expoliaron las propiedades de los grupos originarios e hicieron guerritas silenciosas a sus adversarios politicos. Los reprimieron al igual que Zelaya durante su dictadura. Vale.

  2. Maria Elena
    Hace 11 años

    Un articulo que nos llama a la reflexion sobre nuestra historia pasada y la que estara por construirse. Nos llama a unirnos y a encontrar las mejores estrategias y metodos para llegar a alcanzar el Estado-Nacion democratico y bajo un estado social de derechos. Sus aportes son muy importantes para replantearnos la historia.

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