Roberto Moreno
Después de conocida la sentencia de la Corte Internacional de Justicia de La Haya sobre el diferendo colombiano-nicaragüense, un ruido se desplaza y posiblemente impida escuchar las lecciones tan importantes que esta sentencia nos enseña. Por ello, me permito hacer una aproximación a lo que escucho.
Lecciones del proceso: 1. El interés de la nación, trasciende los gobiernos, cuando es en beneficio del país. Lo confirma la comparecencia del presidente comandante Daniel Ortega, acompañado de expresidentes y exfuncionarios de otras administraciones de gobierno.
2. No todo el orden jurídico internacional está pervertido, ni a punto de desaparecer, por el contrario la sentencia jurídica nos reafirma la ventaja de recurrir a los órganos establecidos por el concierto de las naciones, ante cualquier diferencia entre las mismas. Aún, no hemos ratificado nuestra adhesión a la Corte Penal Internacional.
3. Independiente de los ruidos que se escuchan del otro lado del Caribe nicaragüense, es vital desarrollar un esfuerzo binacional fronterizo que nos permita construir alianzas para el desarrollo, no solo de la nación, sino también de lo regional, lo local y lo comunal.
Nicaragua con la resolución de la Corte Internacional de Justicia de La Haya puede hacer uso de las mismas embarcaciones colombianas y hondureñas que faenan en las aguas que por sentencia ratificaron como nuestra frontera marítima, ofertando concesiones pesqueras, mientras se crean las condiciones propias para explotar con embarcaciones nacionales el recurso pesquero de las áreas en mención. Fomentar y crear un espacio con los sanandresanos, que dicho sea de paso nos unen vínculos sanguíneos, razones históricas y culturales, para ser proveedores de alimentos o materiales de construcción que necesitan por ser islas y estar más cercanos al continente nicaragüense que del colombiano. Esto impulsaría enormemente el desarrollo económico de la costa Caribe nicaragüense. Si se lograra una buena negociación se podría abastecer de tubérculos, carne, alimentos en general, arena, piedrín y otras necesidades en condiciones favorables para los habitantes del archipiélago colombiano.
Como costeño y nicaragüense me llena de esperanza la resolución de un conflicto más en beneficio de la nación. Felicito a todos los actores por este esfuerzo de unidad nacional, sobre todo a nuestro presidente, por haber continuado en la dirección correcta de los tribunales de justicia y el orden jurídico internacional.
Concluyo, que el principal significado extraído de este resultado es que producto de la existencia de tribunales de justicia que funcionan con independencia, imparcialidad, apegado a las normas del derecho internacional, sin que en su actuar subrayen los intereses particulares, la injerencia de actores externos, llamadas, cabildeos o movimientos bajo la mesa, se dictan sentencias apegadas a derecho.
Un gran ejemplo, para todos, una muestra, que cuando la justicia funciona y se respeta la institucionalidad, los resultados favorecen al desarrollo de la nación y por ende al de los conciudadanos.
El autor es Municipalista Costeño.