Tammy Zoad Mendoza M.
Doña Ninfa Aguirre tiene 28 años de vender dulces típicos nicaragüenses, pero este año redobló esfuerzos para invertir más en sus productos. Más cajetas de coco negras y rosadas, más churritos tostados, más gofios.
“El dulce nacional lleva la ventaja por la tradición, yo gracias a Dios siempre he tenido buenas ventas”, reconoce Aguirre, comerciante del mercado Roberto Huembes.
Sus compañeras están de acuerdo con la ventaja de estos dulces como el coyolito, el huevo chimbo y el piñonate respecto a los caramelos, bombones o chocolates de importación, por eso también han duplicado su volumen de compra.
Pero hay un detalle: los dulces mantienen el precio del año anterior, pero están más pequeños. “Tanto el productor como uno busca vender barato para que el cliente no se vaya y este año solo se pudo hacer reduciendo un poco el tamaño de las cosas, pero siguen siendo sabrosas”, reconoce doña Ninfa.
Sin embargo, el producto nacional tiene otra batalla en el mercado. En el caso de los artículos de “la gorra” tradicional como las matracas, los indios y las canastas artesanales, las ventas son más lentas. Sin embargo hay quienes le apuestan al sentimiento y la tradición a la hora de vender pitos o escobitas.
Esther Vásquez mantiene su negocio abarrotado de productos plásticos importados y unos cuantos artículos hechos en Nicaragua. “La gente prefiere comprar una pana o un vaso plástico por la utilidad que se le da, es una buena temporada para nosotros”, reconoce.
Ver en la versión impresa las páginas: 4 A