¿Cómo es posible que Magazine , que si no es la mejor revista al menos se cuenta entre las mejores que se editan en Nicaragua, se refiera deportivamente (por no decir con despreocupación) a un pasaje de la historia patria?
En el número 214 de octubre de 2012, en un reportaje titulado “Nicaragua mutilada” se refiere a la pérdida de territorios que este país ha sufrido en sus primeros años de historia.
También se refiere a los casos de Nicoya y la Mosquitia cuando el país no se había consolidado como un Estado histórico independiente, lo cual sucedió el 8 de abril de 1826.
Lo que dice la historia: 1 de junio de 1823: Decreto de independencia absoluta de las provincias de Centro de América. En el Art. 1o. de ese decreto las provincias de Centro América se declaran libres e independientes de “la antigua España, de México y de cualquier otra potencia ”
9 de diciembre de 1825. Por decreto del Congreso Federal, se anexa Nicoya a Costa Ricas. Dice el Decreto “Art. 1o. Por ahora, y hasta que se haga la demarcación del territorio de los Estados el Partido de Nicoya continuará separado del Estado de Nicaragua, y agregado al de Costa Rica”.
En cuanto al llamado “Territorio en litigio” entre Nicaragua y Honduras, en Nicaragua se ha ocultado el proceso histórico de ese “litigio” y se mantuvo un reclamo por un territorio que nunca estuvo bajo la jurisdicción de Nicaragua.
Una comisión formada por delegados de Nicaragua y Honduras delineó la frontera entre los dos países. Todo comenzó bien desde el Golfo de Fonseca, pero al llegar al “Portillo de Totecacinte” hubo disparidad de criterios.
Para resolver el conflicto se nombró una comisión llamada de “Ofrecimientos Recíprocos”, la cual decidió recurrir a un laudo internacional para definir la frontera.
Se aprobó un período de diez años, para recurrir a un laudo arbitral. Se designó en primero lugar al presidente de Guatemala, como árbitro: en segundo lugar a un presidente latinoamericano, no determinado; y en tercer lugar al Rey de España.
Guatemala, como los demás países americanos, estaba convulsionada por rencillas políticas. Pasó el tiempo y cuando faltaban dos años para que expirara el plazo convenido, se recurrió al Rey de España.
El Rey Alfonso XIII nombró una comisión de estudio que presentó su informe después que había expirado el término convenido.
El laudo real se limitó a decir que la frontera entre Nicaragua y Honduras era el Río Coco; que la vaguada de la derecha pertenecía a Nicaragua y la vaguada de la izquierda pertenecía a Honduras; el laudo señala por sus nombres a todas las islas del río, las de la derecha pertenecen a Nicaragua y las de la izquierda a Honduras.
El gobierno de Zelaya aceptó el laudo real y felicitó al presidente hondureño, pero los conservadores rechazaron el laudo y anularon el reconocimiento de Zelaya.
Así permaneció el problema sin que Nicaragua ejerciera soberanía en el llamado “territorio en litigio”.
Para Honduras no hubo nunca un litigio, pero en Nicaragua sirvió para encender los ánimos de la rivalidad política entre liberales y conservadores.
Hasta que por fin, en tiempos de Luis Somoza, se acabó un litigio que nunca existió.
Por varios años Centroamérica, como el resto del continente estuvo manejado por dictaduras para enfrentar el “peligro comunista”.
Honduras no tenía ejército, de manera que el dictador hondureño, Tiburcio Carías, se entendió con el dictador de Nicaragua, Anastasio Somoza García, y ambos acordaron que en Cruta, territorio hondureño, permaneciera un puesto de la Guardia Nacional para vigilar la frontera.
Así, entre caprichos y medias verdades, se ha escrito y se sigue escribiendo la historia de este país.
El autor es periodista.
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