Roy Moncada
La necesidad de María López, habitante del barrio Las Torres, pudo más que la probabilidad de salir golpeada por la multitud de personas que este lunes empujaba portones para agarrar un paquete alimenticio.
López desde la mañana de ayer hizo fila con su hijo de un año de nacido en brazos, para conseguir un paquete de aceite, arroz y azúcar.
No es caso único el de ayer ocurrido en una calle cercana a Bello Horizonte. En los diferentes lugares en que el Gobierno central instala altares y regala paquetes, a la hora de entrar a la Purísima los empujones y golpes están por docena.
En poco ayuda la vigilancia privada del Gobierno, los miembros de la Juventud Sandinista y agentes de la Policía Nacional; y es que la espera de las personas por todo un día origina la violencia a la hora de la repartición.
Aunque no hay calendario, en todos los distritos de la capital el Gobierno lleva altares donde el desorden por el tumulto de las personas es visible.
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