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Hay retos en pobreza

Menos pobres, más empleos en los cuales las mujeres son piedra angular, y una región latinoamericana que supera poco a poco sus debilidades sociales. Ese es el escenario que plasma el Panorama Social de América Latina, 2011, el informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), publicado la semana pasada.

Lucía Navas

Menos pobres, más empleos en los cuales las mujeres son piedra angular, y una región latinoamericana que supera poco a poco sus debilidades sociales. Ese es el escenario que plasma el Panorama Social de América Latina, 2011, el informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), publicado la semana pasada.

En dicho documento Nicaragua destaca entre los países de la región que logró reducciones importantes en sus índices de pobreza entre 2001 y 2009.

Hugo Beteta, director de la sede subregional de la Cepal en México, en conversación con LA PRENSA vía telefónica analiza los factores que han incidido en esta mejora social y los retos del país a futuro inmediato y de más largo plazo para profundizar su camino hacia el desarrollo.

La Cepal refleja una reducción de pobreza general e indigencia o pobreza extrema en América Latina, ¿cuáles son los factores que han incidido en esa mejora social?

Se ha debido en parte por el incremento de los ingresos de los más pobres, especialmente los ingresos laborales. Hemos visto que la región ha mantenido niveles de empleos y niveles salariales que han posibilitado la reducción de la pobreza y eso ha funcionado en la mayoría de los países.

¿A qué niveles ha logrado mejorar en esos dos aspectos América Latina?

La tasa de desempleo promedio se redujo del 7.3 por ciento al 6.7 por ciento; también los ingresos reales del trabajo se han favorecido por la baja en la inflación en la mayoría de los países. Es importante esto porque la región se ha mantenido con ritmos inflacionarios bajos, entonces no ha habido erosión salarial y los ingresos reales del trabajo se han mantenido.

La Cepal en este informe toma los indicadores de Nicaragua hasta 2009 y denotan una mejora en el tema de pobreza.

Del 2002 al 2009 la pobreza cayó 11 puntos porcentuales y lo que más cayó fue la indigencia, cayó 13 puntos porcentuales de tal forma que para 2009 la pobreza extrema andaba en el 29.5 por ciento. Entonces sí hemos visto que en el caso de Nicaragua la reducción de la indigencia ha sido más rápida que en el resto de América Latina y también está dentro de los países que han tenido caídas significativas en la pobreza general.

¿Qué pasó en casi esa década que ayudan a tener estos resultados según la Cepal?

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El informe Panorama Social de América Latina 2012 sostiene que entre 2002 y 2009 la población en pobreza general de Nicaragua pasó de ser el 69.4 por ciento al 58.3. En el caso de la indigencia o pobreza extrema se redujo la tasa del 42.5 al 29.5 por ciento respectivamente.

En América Latina hay 167 millones de personas en situación de pobreza, que significan un millón de pobres menos que en el 2011.

De los 12 países con información disponible a 2011, siete exhibieron caídas en sus tasas de pobreza: Paraguay, Ecuador, Perú, Colombia, Argentina, Brasil y Uruguay. A su vez, Venezuela registró un leve incremento de sus tasas de pobreza e indigencia, de 1.7 y 1.0 puntos porcentuales, respectivamente.

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En el caso nicaragüense nos llama la atención que ha mantenido una posición fiscal bastante sólida y ha habido, creo yo, una preocupación por la administración macroeconómica que se ha traducido en una inflación bastante estable en un dígito. Eso es muy evidente en el caso de Nicaragua que el país duplicó el esfuerzo destinado al gasto social, aquí hablamos de dos décadas. Con respecto a 1991-1992 y 2009-2010, el país prácticamente duplicó el esfuerzo del gasto social como porcentaje del PIB (Producto Interno Bruto). Pasó de ser en promedio 5.1 por ciento a casi el once por ciento, tiene el 10.7 por ciento.

Y eso ¿cómo ha ayudado a que, según los números, haya menos pobreza?

Lo que pasa que al tener una macroeconomía estable eso permite que no haya un proceso alto de inflación que erosiona los salarios de los más pobres y cualquier flujo que ellos tengan; y al reorientar un gasto hacia lo social obviamente hay una mayor protección social especialmente para los que están en pobreza extrema. Es cierta la combinación de una política social activa con la estabilidad macro lo que ha permitido a Nicaragua reducir sus indicadores de pobreza.

¿Ha logrado detectar la Cepal en qué período se logran mayores reducciones?

Cuando usted mira las reducciones en la desigualdad social son los años anteriores al 2010 que hubo grandes avances. Uno mira que en el 2002 el Gini (indicador para medir la desigualdad) anda en 0.57 y ya en el 2011 anda alrededor de 0.46, entonces no solo ha habido esa combinación de políticas sociales sino que el entorno de la desigualdad en Nicaragua mejoró. De hecho Nicaragua ahorita está un poquito mejor que el promedio de la región; el cuarenta por ciento más pobre capta el 18 por ciento del ingreso nacional mientras que en América Latina el cuarenta por ciento de la población más pobre capta el 15 por ciento. Creo que en el caso nicaragüense, las mejoras distributivas también explican los resultados que tenemos ahora.

El informe de la Cepal llama la atención que más de los niños están en el segmento de la pobreza y se señala que la mitad de los adultos productivos no han completado la primaria. Hablamos de dos factores importantes que se vinculan: educación y niñez.

El informe tiene toda una atención al gasto en cuidado y esa es la novedad este año, porque estamos viendo que en general en los hogares de América Latina destinan significativos recursos para todas las necesidades de cuidado, que es el trabajo doméstico, la salud y la educación. Y estamos viendo que son las mujeres las que están más a cargo de esta función y hemos detectado que eso obstaculiza el ingreso al mercado laboral de las mujeres y eso también afecta las propias capacidades para generar ingresos para los hogares. Por eso el mensaje que tenemos en el tema de la economía del cuidado, por supuesto que está muy relacionado con el nivel de ingresos, con la edad.

¿Qué compromete y qué se debe hacer?

El problema que tenemos es que el continente también está envejeciendo y en la medida que el gasto de los cuidados se concentra en los hogares le pone una carga especialmente a los hogares y a las mujeres. Lo que nosotros estamos diciendo es que debe haber un pacto social para el cuidado, de tal forma que el cuidado de los niños y los ancianos no sea puesto sobre los hombros de las mujeres.

¿Qué elementos deben tener los países para establecer ese pacto social?

Tener claro algunos objetivos estratégicos. Por ejemplo la importancia de aumentar la participación laboral femenina, luego la importancia para prepararse para el envejecimiento de la población que ya está sucediendo en América Latina; y luego también el tema de la equidad en cerrar las brechas en desigualdad de géneros. También debe hacerse un nuevo balance respecto a lo que les toca a las mujeres, lo que le toca al mercado y al Estado. En nuestros países la mayor parte del gasto en juventud y niñez los asumen en los hogares, cerca del setenta por ciento, mientras en Europa es el Estado quien asume el gasto en educación de los niños. Entonces tenemos que establecer un sistema nacional de cuidado que asuma esa responsabilidad como un derecho ciudadano universal, no sobre los hombros de las mujeres sino sobre los hombros de la sociedad.

En el tema del empleo remunerado indican que también mejoró en América Latina, pero la Cepal señala que esto no necesariamente está ligado a la superación de la pobreza…

Primero tiene que ver con las expectativas de crecimiento, porque el hecho que haya crecimiento crea condiciones necesarias aunque no suficientes, sino que tiene que haber un crecimiento que sea intensivo en empleo en un entorno de baja inflación para que los ingresos que perciben los trabajadores se mantenga y crezcan. Por eso el crecimiento debe ser incluyente para que no se abran brechas fuertes sobre todo en el sector informal que sufre mucho durante las crisis económicas. El año entrante en América Latina vamos a ver una desaceleración, por eso hay que redoblar los esfuerzos para que esos flujos que están quedando al margen del crecimiento se incorporen y planteamos que es muy importante poner atención a la participación laboral femenina y tener un sistema nacional de cuidado.

Economía CEPAL pobreza archivo

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