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Memoria al maestro PAC

Alfonso Dávila Barboza

Con mucho regocijo y definido sentimiento intelectual escribo esta memoria dedicada al prestigiado humanista, destacado poeta y culto maestro de escritores y orientador de muchas generaciones de poetas, don Pablo Antonio Cuadra (PAC), quien hizo labor ejemplar como periodista y padre creativo de lo que se llamó y todavía se identifica como La Prensa Literaria.

Mi vínculo intelectual con este maestro ha significado en mi vida variados capítulos que serán enumerados brevemente y de paso expreso que mis colaboraciones literarias a don Pablo Antonio en las décadas de entre sesenta y ochenta registran un total de 17 publicaciones.

Al estar cumpliendo el maestro Cuadra el primer centenario de su nacimiento, y dentro de los muchos textos que tengo en mi poder, escritos por este citado humanista voy, y por razones de espacio, a presentar en esta sección a los miles de lectores una reseña que fue primero comentario con mis alumnos de psicología en colegios de secundaria en Masaya y a la vez una misiva enviada al recordado poeta, cuando publicó y presentó el libro El nicaragüense , Editorial Unión, Managua, enero de 1967.

La psicología siempre ha sido una materia que me apasiona y me ha servido en mis labores profesionales como abogado litigante, funcionario judicial y miembro de organismos difusores de la cultura patria. Y menciono al Codicuma, que fue una agrupación cultural que tuvo destacada actuación por varios años, teniendo como consejeros a los doctores Nicolás Arrieta y Encarnación Alberto y Serrano, y como presidente al suscrito que escribe esta memoria.

Al acto inaugural se invitó a PAC quien desarrolló el tema: Nicaragua y la cultura patria. Ahora hago pasar un extracto con auxilio de la frase latina Ad-libitum, de la carta que le hice llegar a don Pablo el 28 de febrero de 1967, en la que manifestaba mis impresiones de lo escrito en tal texto que me había enviado con mi fraterno amigo Mario Cajina Vega. Escribí en esa carta que me resultó muy grato que tal estudio, el cual es totalmente un análisis de nuestra propia psicología, fuese dedicado a nuestro ilustre poeta Rubén Darío. Sigo sosteniendo que El nicaragüense resume todo un caudal de bellas formas, cuyos giros se identifican y agrandan en la esencia misma de la emotividad que la natura impulsa o la cosmogonía alienta.

En el libro del maestro Cuadra se evidencia con claridad su tributo literario por “lo oceánico”, “lo plutónico”, “lo gráfico”; y lo que representa en su vida particular el “detalle”. Se retrata de cuerpo entero El nicaragüense en su vivienda, en sus festejos, y su entrega a las fiestas patronales y como ejemplo pasé las prolongadas fiestas patronales de San Jerónimo, estoy claro amigo Cuadra, que los nicaragüenses somos extrovertidos, locuaces, serviciales y a veces con facilidad pasamos los límites de lo amistoso y nos volvemos confianzudos, enamoradizos; pero que no quede duda que todos amamos a nuestra Nicaragua y procuramos su grandeza. Recomiendo en este primer centenario del nacimiento de PAC una nueva edición de El nicaragüense , y nos veamos todos como en un espejo tal como somos, como vivimos y como nos identificamos. ¡Así sea!

El autor es miembro del Instituto de Estudio de El Modernismo-de Valencia-España.

Opinión
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