La Gritería se celebra hoy 7 de diciembre en Nicaragua y en todas partes del mundo donde haya colonias o grupos de nicaragüenses residentes en el extranjero.
Está tan arraigada y es tan envolvente la celebración de la Gritería, que muy pocos nicaragüenses escapan de su influjo, ni siquiera aquellos que están en desacuerdo con su sentido religioso y con su expresión de festividad popular. Precisamente por el profundo arraigo y la amplia extensión que tiene la celebración de la Gritería, es que el Gobierno de vocación totalitaria manipula maliciosamente esta festividad religiosa popular, en pro de su plan de dominación política y control ideológico absoluto de la sociedad, de la población, de todos los nicaragüenses.
Sin embargo, la manipulación gubernamental no alcanza a desvirtuar la Gritería como expresión genuina de identidad nacional de los nicaragüenses, y mucho menos su contenido de patrimonio religioso y cultural que la hace merecedora de ser calificada y declarada como un Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
En realidad, aunque en fuentes eclesiásticas de Nicaragua se ha dicho que la Gritería no es una simple expresión cultural, sino un trascendental acto de fe; que es un patrimonio de la Iglesia católica y por eso no debería ser clasificada como Patrimonio de la Humanidad, la verdad es que lo uno no excluye a lo otro.
En 2014, la Gritería en honor de la Virgen María en Nicaragua podría ser declarada por la Unesco parte del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Esta no sería la primera ni la única celebración religiosa y popular que adquiera esa distinción universal. Desde que se adoptó la Convención Internacional sobre Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, en 2003, diversas festividades religiosas han sido declaradas como tales. Esos son los casos de la festividad de San Francisco de Asís, en Quidbó, Colombia; la Semana Santa de Popayán, también en Colombia; la Cabalgata de los Reyes Magos, en la República Checa; la Peregrinación al Santuario del Señor de Qoylluri´t, en Perú; la Procesión con Danzas de Echternach, en Luxemburgo; la Fiesta de San Blas, en Dubrovnik, Croacia; la Procesión de la Santa Sangre, en Brujas, Bélgica; y el Espacio Cultural de la Cofradía del Espíritu Santo de los Congos, en República Dominicana. Todas ellas son expresiones de la religión y de la religiosidad popular católica, pero también hay diversas festividades que dimanan de otras culturas y prácticas religiosas, que igualmente han sido reconocidas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
La inclusión de la Gritería de Nicaragua en ese registro honorífico conlleva compromisos nacionales e internacionales por su conservación, promoción y desarrollo, lo cual no sería un triunfo de ningún gobierno o líder político, sino el reconocimiento universal de la identidad cultural y la religiosidad popular de los nicaragüenses. Los gobiernos son efímeros, terminan más temprano que tarde, la Gritería, en cambio, como la cultura, la identidad nacional y la religiosidad, es para siempre.
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