Edgard Rodríguez
Aún cuando siempre hay excepciones lo más normal es que un púgil de 39 años, esté más concentrado en su futuro, vinculado a otras actividades lejos del ring, que pensando en otro combate.
En lugar de eso, Juan Manuel Márquez se encerrará hoy en la tarima brava que se ha levantado en el MGM de Las Vegas, contra el rival más peligroso que se puede encontrar en el boxeo actual.
Márquez (56-6-1 y 38 KO) enfrentará por cuarta vez al explosivo filipino, Manny Pacquiao (54-4-2 y 38 KO), en uno de los pocos pleitos atractivos que es capaz de generar el boxeo de hoy.
Estoy entre quienes vieron ganar a Márquez el último duelo de ambos, pero creo que Pacquiao ganará ahora y quizá de una manera que podrá disipar tanta duda provocada en el pasado.
La combinación de velocidad y poder que ostenta Pacquiao debe prevalecer ante el contragolpe y sobre todo, el corazón guerrero del azteca, a quien hay que darle muy duro para detenerlo.
Es claro que el tiempo ha pasado para Pacquiao y quizá no sea tan concluyente en su pegada como en el pasado, pero está urgido de restituir su imagen y sabe que lo que suceda hoy, tocará su legado.
Pero Márquez está mayor (39 a 33 años) y a pesar de su inteligencia para proponer variantes e iniciar su ataque, una vez que Pacquiao ha concluido el suyo, está más desgastado que el filipino.
Perder esta noche afecta más a Pacquiao que a Márquez. Podría retroceder un peldaño entre los más grandes de la historia. Márquez ya tiene su lugar asegurado entre los más bravos.
Pero hoy, podría necesitar más que agallas para vencer.
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