Vicente Maltez
Médico internista
Diagnóstico a un hombre que trabajó 15 años en un matadero. Tiene una enfermedad ocupacional llamada brucelosis.
Se trata de una zoonosis de importancia mundial, es decir infecciones que se pasan de animales a seres humanos enfermándolos.
La brucelosis se conoce desde tiempos de Hipócrates, pero en 1886, en la Isla de Malta, el médico inglés David Bruce descubrió en el bazo de un soldado la bacteria que se le llamó después brucella melitensis. De ahí su nombre fiebre ondulante o de Malta.
La infección se transmite de animales a seres humanos y los principales tipos de brucellas: abortus en vacas, suis en cerdos y melitensis en cabras.
Las personas se contagian al ponerse en contacto con carnes infectadas, placentas o ingestión de leche y quesos no pasteurizados, predominando en personas de áreas rurales, vaqueros, matarifes, veterinarios y manipuladores de leche.
La enfermedad tiene forma aguda: fiebre con altos y bajos (ondulante), nocturna, fatiga fácil, dolores de cabeza, falta de apetito, irritabilidad y sudoración. Aparecen ganglios o adenopatías en cuello y axilas y crecimiento del bazo y el hígado.
Las formas crónicas de brucelosis duran años y producen complicaciones como infección de huesos (osteomielitis), artritis, inflamación de la columna vertebral, corazón (endocarditis) y meningitis. Pueden darse recaídas si no se tratan correctamente.
Con menos frecuencia pueden darse hepatitis, inflamación de vesícula biliar y derrames en pulmones o pleurales.
El antecedente laboral es importante para el diagnóstico, junto al examen físico y pruebas de laboratorio con títulos de aglutinación mayores de cien.
El tratamiento de preferencia debe realizarse con tres antibióticos por varias semanas y a veces hasta meses. No es raro que se confunda la enfermedad con linfomas, VIH-Sida , micosis, mononucleosis y otras.
El médico internista está preparado para el manejo de estos cuadros clínicos complejos.
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