El éxito de un casamiento entre queso y vino se puede lograr en base a tres elementos: similitud, contraste o complemento. Teniendo en cuenta esta pauta y dependiendo del gusto y el estilo del anfitrión, se decide si es la semejanza, el contraste o el complemento la norma a seguir. Por ejemplo, quesos muy salados contrastan magníficamente con vinos dulces. Otro ejemplo sería con los quesos picantes que se acompañan, idealmente, con vinos picantes.
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