El pelo o fibra capilar está compuesto por un núcleo y unas capas externas que forman la cutícula del pelo.
Esta es la capa externa del cabello y la que sufre todas las erosiones, y la mayoría de tratamientos están enfocados a restaurar y prevenir los daños de esta parte del cabello.
Más internamente en el cabello se encuentra la corteza, que es la que da elasticidad al cabello.
Los diferentes tratamientos químicos, como permanentes o alisados. Así como los decolorados, estropean principalmente la cutícula externa. Prácticamente la hacen desaparecer.
Por lo que, la queratina natural que enfunda las fibras desaparece y esto provoca que el cabello tenga un aspecto áspero, encrespado y difícil de desenredar.
Aunque es un hecho que el pelo largo sufre mucho más las agresiones, solo por el mero hecho que es un pelo más antiguo y que ha ido creciendo con el tiempo por lo que ha sufrido muchos más secados y tratamientos.
Así como el mismo cepillado, el secador y las planchas alisadoras o rizadoras.
Las diferentes agresiones provocan la rotura de las mismas y así la imagen del cabello se ve áspera y oscura.
Es por eso que es importante utilizar un champú rico en aceites para evitar eliminar la capa de queratina. Además trata de no utilizar champús muy agresivos como los que hacen mucha espuma.
Con la edad el cabello se vuelve más seco debido a que la raíz está menos lubricada, así que en este caso utiliza acondicionadores nutritivos después del lavado y déjalo por cuatro minutos y envuélve tu cabello en una toalla caliente que hará como una oclusión, y así penetrarán mejor los nutrientes.
También es recomendables aplicar mascarillas capilares que se pueden aplicar en casa o donde tu estilista.
Las mascarillas deben aplicarse con el pelo húmedo, habiéndole sacado el exceso de agua. Déjalo durante diez minutos y aclara posteriormente con abundante agua. Si el último aclarado se hace con agua fría, ayudará a cerrar la cutícula y el pelo se verá más brillante.
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