Oscar González Morales
Si el estadio Roque Tadeo Zavala de Granada tuviese vida, seguro habría dicho: ¡No más!
Con la clara noción de lo trascendental del juego, tercero de la serie de playoffs de la Liga de Beisbol Profesional Nacional (LBPN) empatada a un triunfo por bando, los fanáticos granadinos al parecer establecieron como objetivo llenar a más no poder la casa del Oriental.
Segundo inning completo, el marcador sin carreras entre Bóer y Oriental, y en por las puertas del estadio entraban más y más aficionados.
Pero más impresionante aún, en las taquillas las filas eran tan largas como cuando se abrieron. Al parecer ningún granadino quería perderse este duelo. ¡No más!
Pero hubo más y más los aficionados que pujaban por entrar, ansiosos de ver este encuentro, que en un futuro podría llamarse histórico. ¿Quién sabe?
Era tal estruendo de los aficionados, que de momentos parecía que había un sismo en el estadio, que en todas sus áreas tenía butacas repletas, que obligaron a muchos a ver el partido de pie.
Pero esto no era un problema. Que más da estar de pie, si igual buena parte del juego todos lo vivieron así, cuando los batazos, las grandes jugadas y los momentos de tensión levantaban no solo el cuerpo, sino también las almas de aquellos enardecidos aficionados.
Al finalizar las gradas del jardín izquierdo se inicia una zona engramada, en la que muchos se tuvieron que acomodar. Hubo algunos que hasta acostados estuvieron por momentos.
La pared superior de una zona de bar del jardín derecho fue tomado con sillas. ¡No más!
Al fin, los aficionados dejaron de entrar. Pero cuidado. Muchos mañana dirán yo estuve ahí, aunque en el estadio no alcanzaba un alma más.
Al parecer la lección fue aprendida, esta vez si hubo una notable presencia de agentes policiales en el estadio granadino anoche.