Fuerzas especiales argelinas irrumpieron ayer en un complejo de gas natural a la mitad del desierto del Sahara para terminar un impasse con extremistas islámicos que dejó al menos 23 rehenes muertos y a todos los 32 milicianos involucrados, dijo el gobierno argelino.
El asedio a la planta procesadora de gas de Ain Amenas, operada conjuntamente por la británica BP, la noruega Statoil y la petrolera estatal argelina, causó conmoción en el mundo. Un grupo de islamistas se apoderó del complejo, donde había cientos de trabajadores de numerosos países. La milicia tomó a los trabajadores como rehenes, mientras los militares argelinos rodeaban el complejo y los helicópteros de ataque sobrevolaban la zona durante cuatro días tensos, en los que surgieron reportes de combates y fugas.
La respuesta de Argelia a la crisis fue típica en la historia de las operaciones del país para confrontar a los terroristas. El Gobierno ha preferido la acción militar a la negociación. La medida ha provocado muestras de indignación en los países preocupados por sus ciudadanos. En un par de ocasiones, las fuerzas militares argelinas asaltaron las dos zonas donde eran retenidos los rehenes, con mínimos esfuerzos aparentes de mediación.
Sonatrach, la empresa petrolera estatal que manejaba la instalación junto con la británica BP y la noruega Statoil, informó que los milicianos habían colocado explosivos en toda la refinería. Añadió que había comenzado el proceso de retirar las bombas. Ello sugiere que los atacantes tenían intenciones de volar la instalación, una de las mayores en este país rico en petróleo y gas.
Argelia ha combatido a rebeldes islamistas en su territorio desde la década de 1990. Algunos extremistas se aliaron después a Al Qaeda y crearon nuevos grupos en las zonas empobrecidas y mal vigiladas del Sahara, donde convergen las fronteras de Níger, Malí, Argelia y Libia. Los milicianos atacaron la planta el miércoles por la mañana. Cruzaron desde Libia por la frontera que se ubica a unos 100 kilómetros (60 millas) y atacaron un par de autobuses que transportaban a trabajadores extranjeros hacia el aeropuerto.
La escolta militar de los vehículos ahuyentó a los atacantes tras un tiroteo en el que perecieron un británico y un argelino, probablemente un guardia de seguridad. Frustrados, los milicianos se dirigieron al complejo de gas, que se divide entre el espacio habitado por los trabajadores y la refinería. Tomaron la instalación y capturaron rehenes, informó el gobierno argelino.
Ver en la versión impresa las páginas: 8 A