José Adán Silva
Fue una invasión a la naturaleza: cortaron bosques, abrieron la tierra, removieron ríos, soterraron quebradas, ensuciaron aguas, espantaron aves y aplastaron insectos.
Todo ello se hizo bajo la justificación de una invasión militar de Nicaragua a Costa Rica.
Un estudio realizado en 2012 por especialistas del Centro de Investigación para los Recursos Acuáticos de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (CIRA-UNAN), el ambientalista Centro Humboldt y la Fundación del Río, determinó que la construcción sin control de una carretera a orillas del río nicaragüense, ordenada por la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, afectó a más de 13,052 especies naturales de flora y fauna que convivían en ese ecosistema.
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El estudio se denomina Valoración de Impactos Ambientales Causados por la Construcción de la Ruta 1856-Juan Rafael Mora Porras en la parte baja de la cuenca del río San Juan.
El grupo de observación ambiental, durante un año monitoreó, observó y aplicó pruebas científicas en seis tramos que comprenden 105.6 kilómetros de la trocha a orillas del San Juan.
Los resultados arrojan que al menos cien kilómetros lineales, de los 160 de extensión que tiene la carretera tica, fueron construidos “en una de las zonas de mayor fragilidad y sensibilidad ecológica y uno de los principales nodos de conectividad biológica del corredor biológico Mesoamericano”.
Estas alteraciones ambientales, de acuerdo con el citado estudio, “ponen en peligro la conectividad biológica del istmo, lo que aunado a los efectos adversos del cambio climático, tendrá consecuencias imprevisibles sobre la estabilidad ecológica de la región al mediano plazo”.
La obra objeto de estudio fue ordenada realizarse por Chinchilla en diciembre del 2010, sin contar con planes de mitigación ni estudios de impacto ambiental.
Su mala calidad, la falta de planificación, las denuncias de daños ambientales por organizaciones de ambos países, más escándalos de corrupción con los fondos de la obra, han afectado la imagen pública de la mandataria costarricense.
La construcción de la carretera comprende desde el cantón Los Chiles y San Carlos en Alajuela, pasando por el cantón de Sarapiquí, en Heredia, hasta el cantón de Pococí en Limón.
Según el informe científico, un análisis y evaluación de la obra indica que la misma “presenta un estado de alto riesgo, dado que no se incluyeron ni fueron tomadas en cuenta medidas tanto prospectivas como correctivas desde la etapa de planificación, ejecución y desarrollo de la misma”.
El estudio encontró que un total de diez áreas protegidas fueron afectadas por la construcción de la vía.
En Nicaragua se identificaron cinco áreas protegidas afectadas, igual que en Costa Rica.
“De estas diez áreas protegidas cinco son reconocidas internacionalmente: dos Reservas de Biosfera y tres sitios Ramsar. Las otras cinco son reconocidas y protegidas nacionalmente”, revela el documento.
La obra impactó a 13,052 especies vivas de flora y fauna, incluyendo mamíferos, aves, reptiles y anfibios, peces mariposas árboles, lianas epífitas, arbustos y plantas.
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