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Humberto Belli Pereira

Guacalito y el capitalismo

El millonario proyecto turístico, Guacalito de la Isla, es un caso excelente para ilustrar matices muy importantes del sistema capitalista. En América Latina, región donde el pensamiento neo marxista ha penetrado mucho, el capitalismo tiende a ser asociado con explotación —ricos que engordan con el sudor de los pobres— o a ser concebido exclusivamente como un sistema económico, cuyo fundamento es la propiedad privada y el afán de lucro.

Dichas concepciones han causado mucho daño y contrarían la historia. Uno de los primeros en observarlo fue Max Weber. Él acuñó el término “Espíritu del Capitalismo”, implicando que era también un sistema cultural, con una mentalidad o valores propios y novedosos. Los piratas buscaban lucrarse y los conquistadores oro, pero no eran capitalistas. Estos surgen como clase dominante hasta que el sistema político y cultural dio espacio y respaldo a la multiplicación de una nueva clase de actores: los empresarios; individuos con una especie de vocación o “calling”, empeñados en la creación sistemática y sostenida de riquezas a través de la organización racional de los factores de producción, y funcionando dentro de un marco legal común.

Michael Novak actualizó a Weber, añadiendo, dentro de los valores del que llamó “Capitalismo Democrático” la creatividad, el afán de innovar y asumir riesgos: “Su actividad fundamental es captar lo que se necesita hacer para proveer un nuevo bien o servicio”.

Guacalito de la Isla es, posiblemente, la iniciativa más representativa de este espíritu que se haya realizado jamás en Nicaragua. Ser los primeros en invertir —y arriesgar— como hicieron los Pellas, 250 millones de dólares en un resort de lujo con spas y hoteles dignos del jet set internacional, requiere de mucha audacia conceptual, visión y coraje.

Si todo sale bien, los beneficios de este proyecto serán extraordinarios en términos de promoción del turismo, entrada de divisas, generación de empleos y apertura de negocios. Ello estaría corroborando la gran fuerza creativa del sistema de libre empresa, hecho reconocido por el mismo Marx cuando escribió que “la burguesía, durante sus escasos cien años de dominio, ha creado fuerzas de producción más masivas y colosales que todas las generaciones precedentes tomadas en su conjunto”. El error de Marx fue creer que el capitalismo terminaría empobreciendo a la clase proletaria, provocando así su propia extinción y el advenimiento del socialismo, sistema en que el Estado sustituiría a la clase empresarial para bañar de bienes a los menesterosos. Fue al revés. La multiplicación de la riqueza creada por la iniciativa creadora de miles de empresarios, más otras medidas de equidad, llegaría a sacar a pueblos enteros de la pobreza. Hoy día los países con menos pobres, o donde los pobres lo son menos, son aquellos que procuran las mejores condiciones para que los emprendedores puedan desarrollar al máximo su talento creador. Fueron más bien los países socialistas los que se hundieron sin redimir los pobres, y la razón fue simple: a través del Estado pesado e interventor inhibieron o asfixiaron el espíritu empresarial. Los Pellas de Cuba fueron obligados a emigrar a Miami, lugar donde produjeron los billones de dólares que las autoridades comunistas les impidieron crear en casa. Privada de esa fuerza productiva, la isla se convirtió en una pordiosera internacional.

En los ochenta Ortega y sus camaradas hostigaron al capital privado y cosecharon un gran retroceso económico. Hoy lo tratan mejor y el país marcha mejor. Pero falta todavía un salto cualitativo fundamental: un marco jurídico fiable y estable. Este facilitaría la multiplicación de los Pellas y los Guacalitos y contribuiría a bañar de prosperidad a la nación entera.

El autor es sociólogo, fue ministro de Educación.

COMENTARIOS

  1. Román Alberti Gutiérrez
    Hace 11 años

    El problema radica estimado Señor que estos inversionistas valientes y visionarios procuran siempre que la taza de retorno les permita duplicar o triplicar esos 250 millones invertidos, aunque al que barre, a la que recoge las sábanas sucias, el que ayuda en la cocina se les pague un sueldo tan irrisorio que así trabajen sin gastar un solo córdoba de su salario necesitarían miles de años para salir de la pobreza, porque en estos tiempos no vale aquello de que el que tiene es porque trabaja

  2. Simon
    Hace 11 años

    Los mismos comunistas se han dado cuenta que su sistema es totalmente opsoleto porque no funciona,no trabaja.Tenemos que ensenarle al pueblo a pescar para que pueda progresar y por supuesto implementar la libertad de mercado.El ejemplo mas patetico es cuba, que se han pasado 50 anos viviendo de la caridad internacional y comiendo muy mal.Un pobre no le puede ayudar a otro pobre.Aunque la economia mundial tenga catarro la democracia es la que funciona.

  3. nicasio
    Hace 11 años

    Las estaciones de la vida. Ortega y sus camaradas. (millonarios de hoy) No se necesito de Miami…todo lo facilito, el golpe dado a la revolucion.

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