Oscar González Morales
Detrás de la barda de la zona de foul del jardín izquierdo había más de 100 aficionados, mientras que en la misma zona del jardín derecho estaban unos 60, quizás más. Entonces ¿No hubo sobreventa? Es difícil que eso no haya ocurrido.
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Por lo visto ayer en el estadio Efraín Tijerino, los aficionados chinandeganos saben sacarle el máximo provecho al pago de su entrada, pues muchos llegaron hasta dos horas antes del juego, el primero de la serie final de la Liga de Beisbol Profesional Nacional (LBPN), entre Oriental de Granada y los Tigres.
Cuando faltaba una hora para el inicio del juego, el estadio a su máxima capacidad, e incluso un poco más, ya que en los pasillos no había sitio para caminar y los fanáticos que estaban de pie en estos lugares se apretaron como sardinas enlatadas. Pero sardinas contentas, por ser parte de este duelo.
Y sí que aprovecharon, porque hasta disfrutaron de la práctica de bateo de los equipos antes del encuentro, en el que se vieron unos cuantos jonrones, que podían ser una prueba de lo que se vería en el partido.
Mientras el equipo calentaba, los aficionados también lo hacían en las gradas, con la música de una banda, que le puso ritmo a la espera, en la que empezaban a ondear banderas, sonaban las pitoretas y más.
Mientras Piero Coen Ubilla lanzaba la primera bola en el acto inaugural, era perceptible la ansiedad los fanáticos chinandeganos, que parecían niños esperando el inicio de su fiesta de cumpleaños.
Lo único que faltaba en el estadio eran aficionados granadinos, y no es que estos hayan abandonado a su equipo, es que los chinandeganos acapararon todas las entradas para este juego y para el que se realizará el viernes, según dijo Davis Hodgson, gerente de los Tigres.
Que mejor muestra del deseo de los chinandeganos de ver a su equipo, peleando una vez más una final, y los Tigres les correspondieron anoche.
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