Oscar González Morales
Después de una entrada récord el martes en el primer juego de la final, parecía poco probable que en estadio Efraín Tijerino de Chinandega pudiese igualarse el ambiente vivido en ese duelo, pero los aficionados de los Tigres nos demostraron lo contrario.
Motivado por el gran accionar de su conjunto en los dos primeros juegos frente al Oriental de Granada, los chinandeganos repitieron la gran entrada e incluso fueron más bulliciosos en este duelo, en el que las emociones nuevamente iniciaron antes que el partido.
Aunque no se puede saber con detalle si hubo más o menos asistentes a este partido, lo que sí se puede asegurar es que para este a la afición de los felinos llegó con los pulmones más llenos, los que tuvieron en las ahora populares pitoretas que se han tomado las graderías de los diferentes estadios del país, una importante herramienta.
Ese sonido ensordecedor que ya había inundado el Estadio Nacional Denis Martínez y el Roque Tadeo Zavala de Granada en la serie de playoffs, ahora logró conquistar el de Chinandega, lo que no había pasado en el primer juego de la serie final.
Aún sin estas pitoretas, los chinandeganos tuvieron un juego más activo, con casi todos disfrutando el juego de pie, ya que el máximo lleno no dejaba espacio para verlo sentado.
Pero la emoción de aquella afición les llevó a ignorar la incomodidad, pues el calor del agrupamiento seguro era confundido por el producido por la aceleración de la adrenalina.
Ni siquiera el humo que invadía el terreno de juego y las gradas, proveniente de una “fritanga” ubicada de las afueras de la parte derecha del estadio y que ya se ha convertido en parte del juego en Chinandega, logró incomodar a la fanaticada tigre, que una vez más demostró su apreció con la pelota y su conjunto.
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