Brasil/AFP/EFE
Brasil amaneció ayer con la pesadilla del incendio en la discoteca Kiss, en la ciudad Santa María (estado Río Grande do Sul), que dejó 233 muertos, 120 hombres y 113 mujeres, en su mayoría asfixiados en un tumulto, y 116 heridos, según el balance oficial.
Los sobrevivientes relataron el caos, la desesperación y el pánico al no poder escapar por puertas trancadas o muy estrechas, en la discoteca, repleta de estudiantes de la Universidad Federal de Santa María que celebraban con una fiesta. Con la ayuda de pesados martillos, los rescatistas abrieron brechas en el muro para poder liberar a más personas. Las víctimas mortales tenían entre 18 y 30 años.
“Fue un horror. Perdí a un amigo muy cercano. Las salidas de emergencia eran insuficientes”, dijo el joven dentista Mattheus Bortolotto al canal de televisión Band News. “Una chica murió en mis brazos. Sentí cómo su corazón dejaba de latir. Solo había visto eso en el cine”, relató.
El fuego se inició hacia las 2:30 de la mañana del domingo (hora local), luego que un integrante de la banda musical Gurizada Fandangueira, que tocaba en el escenario, lanzara un juego pirotécnico conocido como “lluvia de plata”, cuyas chispas alcanzaron la espuma utilizada como aislante acústico en el techo del establecimiento, según los bomberos y testimonios. El incendio fue controlado cinco horas después.
Al comenzar el incendio, los agentes de seguridad mantuvieron la puerta cerrada para intentar que las personas pagaran su consumo antes de salir, dijeron testigos. “Gritamos ‘fuego, fuego’, pero el (encargado de) seguridad abrió los brazos para mantener la puerta cerrada. Unos cinco o seis derribaron al de seguridad y tiraron la puerta abajo. Era la única salida”, dijo Murilo de Toledo, estudiante de medicina de 26 años.
Una vez fuera, el joven quiso ayudar a sus amigos. “El fuego era muy fuerte, quemaba y sofocaba, no podíamos entrar. Agarrábamos a quien podíamos y lo tirábamos hacia afuera, yo agarré a alguien por los pelos para sacarlo”, dijo a la radio CBN. “Había un montón de gente, unos encima de los otros. Hubo gente que entró en el baño pensando que era la puerta, una vez allí no conseguía más salir, se desmayaron, morían en el baño”, relató.
El analista de sistemas Max Müller, de 33 años, que pasaba en carro frente a la disco hacia las 03:15, registró fuertes escenas con su filmadora. “Vi víctimas con un lado de la cara derretido, personas que intentaban ayudar haciendo masajes cardíacos sin saber cómo hacerlo y que quebraban huesos”, contó Müller, “aún en estado de choque”.
Brasil, que acogerá el Mundial de Futbol 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016 en Río, está bajo la lupa de las instituciones deportivas internacionales.
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