Julio Portocarrero VIDA
Puede que a menudo nos “agarre la tarde”, lleguemos siempre tarde al trabajo u otras ocupaciones y que esto ya forme parte de nuestra rutina diaria. Y es que en la sociedad nicaragüense ya nos hemos acostumbrado a vivir el ritmo diario de nuestros días con la denominada “hora nica”.
“¿Cuál hora nica?”, se pregunta la psicóloga Ledia Gutiérrez, de la clínica Mente Sana, quien denomina a la impuntualidad como un descalificativo y una falta de respeto hacia nosotros y los demás. Antes bien concibe a la puntualidad como un valor que nos ayuda a llevar una vida ordenada.
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UN ANTIVALOR
“La tarde no te agarra, ni el tiempo es dueño de nosotros”, comenta la psicóloga, quien además explica que si el tiempo nos consume a veces es porque nosotros lo permitimos y recomienda saber administrarlo.
Para ello es necesario organizarse, trabajar con una agenda y realizar nuestras actividades diarias con suficiente tiempo ¡ojo! y no sobrecargarnos con responsabilidades, que además de consumir nuestras energías nos robará la pasión por lo que hacemos.
DEBE SER UNA CULTURA
Llegar siempre tarde al trabajo manifiesta una mala imagen de nosotros como profesionales, de ahí que es importante que la puntualidad se conciba como una cultura que suprime la “hora nica”, que no es más que un cuento que nos hemos inventado como excusa a nuestra irresponsabilidad.
En este sentido Idalia Gutiérrez, coordinadora de la carrera de Comunicación Social de la Universidad Centroamericana (UCA), comenta que la impuntualidad da también una mala imagen no solo de las personas sino también de las instituciones, situación que implica a veces un costo económico.
“Es por eso que los ciudadanos nicaragüenses debemos tener cultura de puntualidad por respeto propio y consideración a las demás personas”, recomienda la profesora Gutiérrez.
IMPORTANCIA
“Es importante que seamos puntuales, pues un buen hábito como este puede llegar a convertirse en la referencia de la persona”, expresa la psicóloga Gioconda Cajina. Ella explica además que una familia desordenada va a incurrir con frecuencia en la impuntualidad, más cuando los padres son los que tienen que llevar a los niños a la escuela.
“Los padres como tal no deben consentir la impuntualidad de los hijos, sino hacer uso de una educación exigente”, recomienda la doctora Cajina.
En conclusión, como dijo una amiga: “La tardanza no tiene excusa”. Muy cierto Nahima.
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