Londres/AP
Con manos temblorosas, dificultad para hablar y una retahíla de palabras soeces, Paul Gascoigne lució muy diferente al que asombró al mundo del futbol en la Copa Mundial de 1990.
Rompió a llorar cuando le dieron una tarjeta amarilla durante la semifinal, que le habría impedido jugar la final si Inglaterra hubiese ganado. Pero perdió por penales.
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Su presentación en un acto de caridad ha renovado los temores sobre la salud de uno de los futbolistas ingleses más talentosos y populares, y algunos creen incluso que su vida corre peligro.
Gascoigne se ha visto plagado por problemas de alcoholismo y salud mental desde que dejó el fútbol en el 2005.
Pero había llevado una vida relativamente silenciosa en los dos últimos años hasta que se presentó en un acto en Northampton, en el centro de Inglaterra, y una videograbación apareció en el cibersitio del periódico británico The Sun el domingo.
En un diálogo con el que parece ser un público estridente, el exfutbolista de 45 años apenas podía sostener el micrófono en la mano y arrastraba las palabras. Después de proferir un par de palabrotas, Gascoigne agregó que había estado en una “dieta de whisky”.
Su agente, Terry Baker, dijo que Gascoigne había estado bebiendo nuevamente. “No queremos que haya una nueva tragedia como la de George Best”, afirmó Gordon Taylor, director ejecutivo de la Asociación de Futbolistas Profesionales, refiriéndose al futbolista del Manchester United que murió en el 2005 después de perder una batalla con el alcohol.
“Pero frustra ver que cuando la situación parece mejorar, de pronto se va al diablo”.
Gascoigne jugó también en Newcastle, Tottenham, Lazio, Rangers y Middlesbrough.
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