Eric Núñez/Nueva York/Ap
En un espacio de 24 horas, Félix Hernández pasó de ser un orgullo nacional a un paria y egoísta pelotero que por el dinero no se atreve a defender los colores de Venezuela en un campeonato internacional.
Equivocada. Injusta. Desproporcionada. Así se podría tildar la reacción en contra de la determinación del “Rey Félix” de no lanzar por Venezuela en el Clásico Mundial de Beisbol.
“Lo que hago lo hice por mi familia así si quieren seguir escribiendo tonterías háganlo pero ustedes no saben por lo que estoy pasando”, salió a escribir Hernández en su cuenta de Twitter para tratar de apagar el fuego desatado.
Santana entra en 2013 al último año de un pacto de seis por 137.5 millones. Cobrará 25.5 millones esta temporada. Este es un picher que se perdió todo 2011, con un salario de 22.5 millones, tras someterse a una delicada operación en el hombro.
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Y es una decisión que está completamente justificada, ahora que el derecho está a punto de pactar el contrato más lucrativo de un picher en la historia de las Grandes Ligas. Después de todo, son los Marineros de Seattle, y no la selección venezolana, los que le pagarán unos 175 millones de dólares por los próximos siete años de su carrera.
Aquí el problema radica en la ilusión, que se ha germinado en la región beisbolera de Latinoamérica, de que el primer compromiso de un jugador profesional de Grandes Ligas es con una selección nacional.
Mariano Rivera puede ser considerado como el mejor relevista de todos los tiempos, pero en su natal Panamá siempre le echan en cara el haber declinado participar en el Clásico Mundial para darle prioridad a los Yanquis de Nueva York.
Como tal, el Clásico recién se disputa desde 2006 y la cita del próximo mes será apenas la tercera. Hay que sincerarse para decir esto: este es un torneo que apenas despega y todavía está lejos, muy lejos, de la importancia y tradición de competencias como la Copa del Mundo de Futbol o unos Juegos Olímpicos.
También hay que dejar a un lado la ingenuidad y entender la razón de ser del Clásico Mundial: este es un proyecto concebido por Grandes Ligas para penetrar en mercados en los que el beisbol no tiene el mismo nivel de popularidad que en Norteamérica y el Caribe.
Se busca entrar en Europa, se quiere explotar otros países de Asia que no sean Japón y Corea del Sur.
Marginado del programa olímpico y con un campeonato mundial que pasa inadvertido, el Clásico es la apuesta de Grandes Ligas y la federación internacional para que el deporte cobre relevancia más allá de sus territorios asiduos.
Loable idea, pero esto toma tiempo y mucha paciencia.
El Clásico sufre cuando se la compara con la Copa Mundial de Futbol, la cita deportiva que paraliza a todo un planeta y que se disputa desde 1930.
Armar los equipos de un Clásico con jugadores de Grandes Ligas es todo un suplicio debido a las fechas en los que ha sido programado: el mes previo al inicio de la temporada regular, con peloteros que han estado fuera de actividad hasta más de tres meses
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