Ledia Gutiérrez
Psicóloga Clínica
Cada quien es dueño de sus emociones y sentimientos. Según estudios de la inteligencia emocional es in correcto tratar de manejar nuestras emociones y la de los demás, esto en teoría y práctica se aplica para todas las relaciones interpersonales.
En la relación de pareja el inicio es el noviazgo, donde se comparten tantas emociones que abundan las expresiones y manifestamos el amor de mil formas. Además que nos preocupamos porque la otra persona se sienta bien, que goce de lo que le damos y en ocasiones hasta descuidamos lo que a nosotros mismos nos debemos dar, y es ahí donde alejamos el cuido de la autoestima y del bienestar propio. ¿Alguna vez se han sentido culpables solo por expresar una verdad a la pareja y esta no le gustó? ¿Por qué debo sentirme culpable si no hice nada malo?
De manera muy sutil poco a poco nos vamos descalificando, y todo por entregarnos en cuerpo y alma.
Es importante estar alerta y darnos cuenta a tiempo que prácticamente descuidamos el tiempo que es nuestro, las amistades, gustos y necesidades, cediendo en todo hasta escasamente ser genuinos.
Sucede también que las amistades nos reclaman que ya no les dedicamos tiempo, incluso cortamos lazos para no enfadar a nuestra pareja.
Llega un momento en que nos despersonalizamos, llevándonos a un fracaso emocional, ya que como no es propio del ser humano abandonarnos llegaremos indefectiblemente a la frustración, y esto trae consigo autodestrucción y culpar a la pareja por habernos entregado sin límites.
Cuando se entra en una relación debemos ajustar y ver hasta dónde queremos compartir nuestra felicidad con la felicidad de la persona amada. Eso es respetarnos, ser transparentes, asertivos, decir lo que nos gusta o no.
Ese es el disfrute que debe imperar en una relación donde dos personas diferentes van a disfrutar de lo que los ha unido.
¡Tu felicidad y mi felicidad!
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