Elízabeth Romero
De incertidumbre han sido los últimos 15 días para las familia del señor Martín Colindres, después que su hija Jackeline, de 12 años desapareció el 1 de febrero cuando fue enviada a una pulpería a eso de las 11:00 a.m.
La distancia entre la casa ubicada en una comunidad cercana a Monte Fresco, en Carretera Norte, y la pulpería, está distante a unos tres kilómetros.
Colindres y su cónyuge Juana Silva, confiaron sus temores de lo que pueda pasarle a su hija.
“Estamos fregado, imagínese ni podemos dormir por estar pensando en la niña”, lloró Colindres.
La madre, quien sufre de artritis y de problemas de la visión, está angustiada ante la falta de información sobre el paradero de su niña, que este año debió empezar en el sexto grado de primaria en la escuelita de Monte Fresco.
Padre y madre la han buscado por varias partes aledañas y aunque la denuncia está puesta en la Policía Nacional, nada han podido lograr.
Ellos temen que la niña haya sido llevada a la fuerza por algún adulto, pues en el sitio quedó la bicicleta en la que se movilizaba después que se le dañó.
Hasta ahora las sospechas recaían en un joven de comunidades cercanas, pero tras conducirlo al Distrito Seis de la Policía, resultó negativa su participación, manifestó el padre de Jackeline. De acuerdo a lo expresado por los oficiales que investigaron al vecino, no le pudieron comprobar nada.
A la niña la han buscado en comunidades cercanas a Sabana Grande, Cofradía y Chilamatillo, municipios de Masaya, ante la sospechas de que pudiera haber sido raptada por la fuerza por algún adulto.
Como ocurre en este tipo de casos, en el transcurso de la investigación hay diferentes versiones que surgen de posibles sitios donde la niña haya sido conducida, pero nada ha sido positivo.
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