Consideró “un absurdo” seguir utilizando el dólar como moneda de intercambio en el comercio regional e instó a hacer mayor uso del “sucre”, el Sistema Unitario de Compensación Regional, que impulsa la Alba.
Reiteró su negativa a que Ecuador firme pactos de libre comercio con la Unión Europea y Estados Unidos. Aceptarlos “sería una traición” a la presión “contundente” que, a su juicio, han ejercido los pueblos en su contra.
El Movimiento Alianza País, de Correa, recibió un 52 por ciento de votos para las diputaciones en la Asamblea Nacional, del 31 por ciento de las actas computadas.
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Quito/EFE/AFP
La amplitud del triunfo de Rafael Correa muestra el apoyo popular a sus programas sociales y al desarrollo de los proyectos de infraestructura, que financia con los ingresos petroleros.
Pero el margen de maniobra en economía será estrecho para Correa si quiere mantener el nivel de gasto público, en aumento en los años recientes hasta alcanzar 15 por ciento del Producto Interno Bruto en 2012.
“Aunque esa estrategia le brinda popularidad (…) podría volverse insostenible en caso de que caigan los precios del petróleo”, destacó Arthur Dhont, especialista del instituto de análisis económico IHS.
Para compensar esta dependencia, Correa cuenta con desarrollar la industria minera a gran escala, pese al rechazo de la comunidad indígena. Aunque el mandatario debe ofrecer seguridad a los inversionistas extranjeros, que “temen la falta de imparcialidad de la justicia en Ecuador”, señaló Dhont, al evocar que en 2009 Correa retiró al Centro Internacional para Arreglo de Diferencias (Ciadi).
En 2012, Ecuador consiguió apenas 335 millones de dólares en inversiones extranjeras directas, una de las cifras más bajas de la región y muy inferior a la de su vecina Colombia, que en el mismo año captó más 13,000 millones de dólares.
“Correa ha sido pragmático y pienso que seguirá en esa línea. En su primer gobierno hizo concesiones al sector empresarial para contar con su apoyo”, dijo Mark Weisbrot, codirector del Centro de Investigaciones Económicas.
“No intenta crear una economía centralizada o planificada, o una en la que el Estado controle la industria y el comercio, así que los empresarios seguirán desempeñando un papel importante”, apuntó.
Correa tampoco debería encaminarse a una radicalización política. Su “gran desafío es consolidar la democracia, permitir que las instituciones sean autónomas en la toma de decisiones”, señaló Santiago Basabe, politólogo de la Facultad Latinoamericana de Ciencia Sociales (Flacso), quien comentó que “se esperaba una votación muy alta para el presidente, pero desbordó las propias expectativas del oficialismo”.
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