Ana Salgado
Terapeuta sexual y de parejas
El dinero es una de las dos principales razones por lo que las parejas se pelean. Y se pelean aún más cuando ella gana más que él. Este fenómeno, raro hasta hace unos años, es cada vez más común.
Las estadísticas indican que las mujeres van cada vez más a la universidad, tienen en promedio mejores notas y también más años de educación que sus contrapartes masculinas. Esto hace que a través de los años más mujeres estén en mejores posiciones laborales que sus parejas.
Este cambio laboral no ha sido alcanzado por un cambio en lo doméstico. Las mujeres siguen encargándose del hogar, lo cual ha generado un ejército de mujeres cansadas por la sensación de que el mundo recae en sus hombros y que no tienen respaldo de ningún tipo por parte de sus parejas, que no se veía hace unos años, donde los roles tradicionales de género mantenían a cada miembro de la pareja haciéndose cargo de “su parte”, creando un balance que funcionaba.
No se puede volver a esto. Para bien o para mal, las mujeres están en el mercado laboral para quedarse. Pero sí necesita haber un cambio que vuelva a balancear las cosas.
Nuestras abuelas o madres lograron acoger la idea de que la mujer ayudara a su marido en lo económico trabajando y aportando al hogar. Esta generación no lo ve como una “ayuda” al hombre, sino como una responsabilidad compartida.
Sin embargo, ni a nuestras abuelas ni a nuestras madres se les ocurrió que su marido les ayudara en lo doméstico y esta generación sigue viendo el trabajo doméstico que puedan realizar los hombres como una “ayuda” a ellas, en vez de percibir lo doméstico también como una responsabilidad compartida. A esta generación le toca liderar ese cambio.
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