Pedro J. Chamorro B.
El pasado miércoles 13, la Bancada Democrática Nicaragüense (BDN) tomó la decisión consciente tras un largo debate y asumiendo los costos políticos que ello pudiera implicar, de ratificar en sus cargos a 63 funcionarios del ejecutivo que estaban ejerciendo sus funciones de hecho, contrario al mandato constitucional que obliga al presidente a enviar sus nombramientos a la Asamblea Nacional (AN) tres días después del acuerdo ejecutivo.
¿Por qué lo hicimos? Desde el inicio de su existencia parlamentaria la BDN ha venido luchando por preservar la institucionalidad y la democracia, porque estamos convencidos que Nicaragua necesita un Estado de Derecho para progresar. Una de las múltiples violaciones a la Constitución que ha cometido este gobierno es el no enviar a ratificar al gabinete y otros nombramientos.
Casi a diario hemos exigido al presidente Ortega que lo haga, hoy con más de un año de retraso lo hace. Estamos conscientes de que este es un paso insignificante y tardío, sin embargo, es un paso en la dirección correcta y como bancada tenemos que ser coherentes con nuestro predicado y hacer lo que corresponde como poder legislativo.
No hacerlo, sería abandonar nuestras facultades constitucionales como diputados y si seguimos la misma lógica de los tres diputados de nuestra bancada que votaron en contra, entonces para qué elegir o cambiar a destiempo a los actuales magistrados de los poderes del Estado con cargos vencidos. ¿Sería entonces mejor que continuaran en sus cargos? Todo por ser principistas, ¿por qué entonces asumimos nuestros cargos de manos de un magistrado “de facto” con su cargo vencido?
Pero esta ratificación, no es un cheque en blanco, ni siquiera un voto de confianza. Se trata simplemente de ejercer una facultad constitucional de esta AN que el ejecutivo nos ha negado durante más de un año: la facultad de revisar si los funcionarios nombrados cumplen con los requisitos mínimos de ley.
Es decir, esta ratificación no es una aprobación a la gestión de estos ministros y viceministros, algunos de los cuales no han estado a la altura de su misión y han convertido a los ministerios o instituciones que presiden, en instrumentos partidarios.
Ojalá que el ejecutivo, así como leyó el artículo constitucional que manda a ratificar a los ministros y viceministros y otros altos funcionarios, lea también los artículos que consagran la independencia de los poderes del Estado, las elecciones libres y transparentes, la despartidización del Estado, la igualdad de todos ante la ley, porque no es sostenible y quienes lo han intentado, tarde o temprano han acarreado la ruina para ellos mismos y para Nicaragua.
La otra votación fundamental que se avecina y que nuestra Bancada ha tomado la decisión firme de oponerse, son las nuevas mociones al Código de la Familia, relativas a la formación de los “Gabinetes de Familia, la Salud y la Vida”. Estas mociones constituyen una ingerencia inaceptable del Estado en la vida del núcleo de la sociedad, que es la familia.
“Los Gabinetes de la Familia, la Comunidad y la Vida” son expresiones organizadas de la comunidad, que promueven el protagonismo de las y los ciudadanos en la promoción y la práctica de los valores en la familia, en las escuela y la comunidad para continuar prosperando y mejorando nuestras vidas”, reza la definición de lo que son estos Gabinetes de Familia en las nuevas mociones que ha presentado la bancada oficialista en la Comisión de la Mujer y la Comisión de Justicia que han conocido esta ley.
La pretensión del Estado de organizar y normar a la familia en “Gabinetes” sí tiene un sesgo totalitario de un Estado pretendiendo involucrase en todos los aspectos de la vida del ser humano y debe ser rechazada, a como nuestra bancada se opuso vehementemente a la formación de los Consejos del Poder Ciudadano (CPC), una versión anterior a los “Gabinetes de la Familia, Salud y Vida”.
Es muy diferente promover una campaña masiva para tener un país limpio, lo cual es loable y todos debemos participar, que pretender, bajo cualquier pretexto o fin, normar en una ley la vida de la familia. Esta iniciativa de estatización de la familia fracasará, a como fracasaron los CDS en los años ochenta y fracasaron los CPS, luego GPC, que ahora quieren relanzar como Gabinetes de Familia, Salud y Vida. El autor es diputado