LONDRES/AFP
El cardenal Keith O’Brien, arzobispo de Saint Andrews y Edimburgo (Escocia), acusado de “conducta inapropiada” por varios religiosos, presentó su renuncia en noviembre, la cual debía ser efectiva en marzo, cuando cumplirá la edad canónica, 75 años.
Sin embargo, el papa Benedicto XVI “ha decidido que mi dimisión sería efectiva hoy, día 25 de febrero de 2013”, anunció Keith O’Brien, ayer sin dar más explicaciones. El cardenal precisó también que no participaría en el cónclave que designará al nuevo papa.
“No quiero que la prensa se centre en mí en Roma, sino más bien en el papa Benedicto XVI y en su sucesor”, explicó en un comunicado Keith O’Brien, el único eclesiástico de Gran Bretaña que podía votar en el cónclave.
O’Brien, conocido por sus posiciones contra los homosexuales, está acusado de haber tenido a partir de los años 1980 “comportamientos indecentes” con tres sacerdotes y un excura, según la edición dominical de The Observer.
Un portavoz de O’Brien desmintió las acusaciones, según el diario. Pero la Santa Sede indicó el domingo que el papa había sido “informado del problema” y que la cuestión estaba “en sus manos”.
Los cuatro denunciantes, todos de la Diócesis de Saint Andrews y Edimburgo, señalaron los hechos al nuncio apostólico en Gran Bretaña, Antonio Mennini, la semana previa al anuncio de la renuncia de Benedicto XVI, el 11 de febrero.
LAS VÍCTIMAS
Un sacerdote dijo haber sido víctima de un interés especial por parte del cardenal después de una fiesta en la que hubo mucho alcohol. Otro de ellos afirma que O’Brien aprovechaba las oraciones nocturnas para hacer gestos desplazados.
El religioso se destacó últimamente por sus declaraciones contra el matrimonio homosexual, que según él “sería perjudicial para el bienestar físico, mental y espiritual de los contrayentes”. Sin embargo, se pronunció en favor del casamiento de los sacerdotes, afirmando que a muchos de ellos les resultaba “muy difícil plegarse a la norma del celibato”.
La dimisión de O’Brien llega en medio de una polémica sobre la participación de ciertos cardenales en el cónclave acusados de haber encubierto crímenes sexuales de religiosos de sus respectivas Diócesis.
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