En medio de la inestabilidad que genera mantener negociaciones con su principal comprador Venezuela, bajo las condiciones de un contrato establecido hace casi cinco años y que además está vencido hace más de medio año y sin fecha de renovación, la industria cárnica continúa luchando por consolidarse como el principal producto de exportación.
Según el recién electo presidente de la Cámara Nicaragüense de Plantas Exportadoras de Carne Bovina (Canicarne) Juan Sebastián Chamorro, quien es también director ejecutivo del Matadero Central (Macesa), durante el 2013 no se espera un derrumbe de precios sino condiciones similares a las del año anterior. Por tanto se han fijado una meta de crecimiento de entre el cinco y seis por ciento, que a pesar de ser menor a la de años anteriores “cuando fueron excesivas”, va a ser muy buena.
Otra de las metas es que las inversiones que se están haciendo en la industria garanticen una mayor eficiencia y la apertura de nuevos mercados, entre ellos Chile y la Unión Europea (UE). Sin embargo, ambos mercados establecen requisitos sanitarios y de calidad, que el sector aún no adopta. Por tanto, el principal reto durante este año será completar el proceso de certificación que garantice la apertura de ambos mercados.
¿A dónde podrán entrar primero?
El trabajo para obtener la certificación para entrar a un país va en dos sentidos. Primero lo que cada planta puede y debe hacer y lo que las autoridades tienen que hacer particularmente, por ejemplo, en el tema de la sanidad animal, la transmisión de enfermedades, la inspección de la carne en los canales y la contaminación. Todo esto para garantizar que la carne cumpla los estándares de calidad que su mercado establece. En el caso de Chile Canicarne contrató a consultores que nos hicieron un análisis de las plantas y del Ministerio Agropecuario y Forestal (Magfor). Nos emitieron una serie de recomendaciones para cada una de las plantas y para las autoridades agropecuarias, para mejorar los parámetros de calidad.
Nos interesa aprovechar el Tratado de Libre Comercio que tenemos con Chile. Además, Chile sería la antesala para entrar a Europa, pero tenemos que seguir trabajando para obtener la certificación.
¿Y con la Unión Europea cómo va el proceso?
Con Europa estamos todavía un poquito más retrasados, porque vino una visita hace algunos años, emitieron algunas recomendaciones que, obviamente, se han tomado en cuenta. Pero ahora ya estamos más cerca de tener la posibilidad de exportar a ese continente…
¿Qué están haciendo para acelerar el proceso de trazabilidad que hasta ahora no pasa de ser un programa piloto?
El proceso tiene que llevar su ritmo, porque llevar el registro de un animal que nace, crece y se desarrolla y madura, para ser procesado, es en sí un trabajo de años, puede tomar dos o tres años. Pero esto también va a depender de lo que nos va a pedir Europa. Todavía no sabemos si nos va a pedir trazabilidad desde la fecha de nacimiento o solamente de los últimos seis meses. Sería de gran utilidad que se pida de los últimos seis meses, para poder trazar la mayor cantidad de animales posibles.
Pero en cualquiera de los casos, este es un sistema que involucra un trabajo fuerte por parte de las autoridades del Magfor, que es el encargado de echar a andar el sistema y de todo el sector… Por el lado de los ganaderos es necesario que estos tomen conciencia de la necesidad de ir trazando sus animales… Visualizo que en un futuro, la trazabilidad va a ocurrir en algunos bolsones de productores que van a ver el beneficio que ello ofrece y así va a empezar a animar al resto.
¿Cómo pueden convencerlos para entrar al proceso?
No hay que perder de vista que esto involucra un costo, por el uso de las chapas y el manejo de la información. Hay que agregarle también el costo de la contratación del personal que cuente con la capacidad técnica para llevar este seguimiento. Pero lo más interesante de todo es que este costo es una inversión que va a tener frutos, porque la carne que se va a vender a Europa va a tener un mejor precio…
¿Cuánto tiempo podría llevar el proceso para comenzar a exportar a Europa?
Es bien difícil decirlo de parte nuestra porque si por nosotros fuera estaríamos ya trabajando en ello, pero esto es algo que tiene que ver un poco con los gobiernos de Centroamérica, porque este es un tratado regional y los gobiernos europeos y el mismo Bruselas. Obviamente, mientras no esté ratificado por todos los países las autoridades sanitarias de Europa van a tener poco incentivo para venir, pero esperamos que la exportación del primer embarque de carne a Europa se haga en el transcurso del próximo año. Esa es una meta bastante ambiciosa, pero creo que debemos ponernos metas ambiciosas.
¿Por qué fue más fácil entrar a Asia?
Los países asiáticos exigen que tengamos la certificación del mercado de Estados Unidos que otorga el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA por sus siglas en inglés). Eso es suficiente, por ejemplo para exportar a Japón. Y como Estados Unidos es el más exigente de todos con esa certificación estamos exportando a Japón, Taiwán, Hong Kong y Tailandia.
Mientras consiguen abrir nuevos mercados, ¿qué pasa con los actuales, hay inestabilidad en las negociaciones con Venezuela?
Sí claro, sobre todo porque el mercado de Venezuela es importantísimo. Es un mercado que en los últimos años le ha traído a la industria de la carne enormes beneficios que se han traducido en inversiones para una mayor eficiencia. Actualmente somos más eficientes que hace siete años, eso es notable, lo notan los ganaderos y los consumidores. La industria se ha fortalecido, gracias al Cafta, a Venezuela, a los buenos precios en el mercado internacional y a la política de búsqueda de nuevos mercados.
Nosotros quisiéramos que los contratos con Venezuela fueran revisados porque tienen cuatros años de estar con los mismos términos, esa es nuestra posición como industria. Pero los colegas de Venezuela no lo ven de esa forma, el precio sigue siendo bueno para ellos y ahí seguimos con una especie de prórroga después de seis meses de vencido el contrato que ha permitido la continuidad de los embarques.
¿Y con los proveedores cuál es la situación, en qué quedó la demanda de los ganaderos de dolarizar el precio de las reses o al menos reconocer el deslizamiento del córdoba?
La materia prima, que es principal costo, la pagamos en córdobas, a los trabajadores se les paga en córdobas, la energía eléctrica se paga en córdobas. Pero incluso algunas plantas negocian con los ganaderos que tienen algún préstamo en dólares que vayan a la sucursal del banco a cambiar esa liquidación en dólares. Además aquí existe libre convertibilidad del córdoba al dólar, así que por ese lado no hay problema.
Pero el precio de la materia prima ha subido más que el deslizamiento. El año pasado se habló de 70 córdobas por kilo en canal caliente y ahora se está transando entre 73 y hasta 74 córdobas. Entonces si uno hace números aún después de un acuerdo donde estaba estable el precio aún el año pasado, lo primero que ha habido es estabilidad y eso es una gran cosa para cualquier sector; y segundo, que los incrementos que ha habido desde el 2010, cuando el precio andaba alrededor de 40 córdobas el kilo en canal caliente, hasta la fecha ha sido significativa.
Además, las reglas de fijar precios van en contra de la oferta y la demanda. Los tiempos han cambiado, anteriormente los mataderos éramos de las pocas opciones que tenían los ganaderos y de alguna manera la importancia de la discusión de los precios era más relevante. Pero ahora tenemos que por ejemplo pueden exportar ganado en pie. Solo en enero salieron más de 8,000 reses y más de 7,000 en diciembre y 7,500 en noviembre. Eso significa que el ganadero tiene la posibilidad de vender el ganado en pie si le resulta más rentable.
¿Eso pone en riesgo el cumplimiento de los contratos de exportación o los obliga a comprar ganado en el extranjero?
Nosotros no podemos pregonar ni gestionar control de fronteras porque creemos en la libre empresa y el libre mercado, entonces de Canicarne no va a salir nunca la expresión de que cerremos las fronteras para que los ganaderos le vendan a los mataderos. Lo que digo es que ese llamado a mejorar los precios no tiene razón porque los precios han mejorado, porque hay demanda de nuestro ganado que sale a toda Centroamérica y hasta México…
¿Con tanta demanda qué hacen para evitar que se arriesgue la estabilidad del hato?
Definitivamente el hato está en riesgo. Creemos que tasas de extracción de 900,000 animales al año son preocupantes. Tenemos que asegurar que esos niveles de extracción de seguirse manteniendo vaya acompañada de incrementos en la eficiencia en campo, mayores tasas de crecimiento y engorde de los animales, que incluyan la alimentación de verano y mejor genética y la retención de vientres.
Algunos opinan que estamos matando el mismo porcentaje de hembras que Estados Unidos y Uruguay, pero nosotros no somos Estados Unidos ni Uruguay, entonces no es un consuelo decir que estamos matando un 45 por ciento de hembras cuando Estados Unidos mata el 50 por ciento, ya que por tema racial y de eficiencia una vaca en Estados Unidos pare en la mitad del tiempo que en Nicaragua. Entonces la importancia radica en mejorar la eficiencia y garantizar la retención de vientres. Nosotros como Macesa tenemos un plan piloto que las vacas que detecta preñadas las retiene junto con el ternero, y tratamos de sacrificar únicamente las hembras que en realidad son de descarte. Esperamos que los colegas sigan este ejemplo, porque se están matando muchos vientres y ese es un tema de preocupación.
Adicionalmente trabajamos en coordinación con otras organizaciones ganaderas, trabajamos un plan integral de reconversión ganadera, que consideramos fundamental para garantizar la sostenibilidad de la actividad.
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