NEWPORT NEWS/AFP/EFE
El presidente Barack Obama sostuvo ayer que la economía y la seguridad nacional sufrirán si se aplican el viernes los recortes del gasto público, previstos para enfrentar el déficit, en un discurso en el astillero de Newport News (Virginia) en el que enfatizó sus negativos efectos para el sector militar y de defensa.
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Desde el astillero, donde se construyen los portaaviones y submarinos nucleares, Obama alertó, horas después de que hablara el presidente del banco central (Fed) Ben Bernanke, que estos recortes automáticamente “debilitarán la reactivación de la economía” de Estados Unidos. “Estos recortes son malos, no son inteligentes y no son justos”. “Es una herida autoinfligida que puede ser evitada”, advirtió Obama.
El “secuestro”, como se conoce a esas reducciones presupuestarias, “es un mal nombre, pero sus efectos serán aún peores”, destacó Obama en un discurso ante unos 1,000 trabajadores de la empresa Huntington Ingalls Industries (HII) en el astillero, el mayor empleador del sector industrial en Virginia.
Obama también ha dicho que los 90,000 trabajadores subcontratados por el Pentágono pueden acabar en el paro solo en Virginia, mientras peligran las investigaciones federales contra “criminales, que serán puestos en libertad”.
“MOVER EL TRASERO”
El portavoz republicano en el Congreso, John Boehner, dejó al descubierto la exasperación de los líderes opositores sobre los recortes presupuestarios que se avecinan e instó a los senadores a “mover el trasero” para forjar un acuerdo y evitar una crisis. “No creo que el presidente (Obama) se haya centrado en buscar una solución”, dijo ofuscado Boehner a la prensa.
Los republicanos, que controlan la Cámara de Representantes —que manda sobre el presupuesto—, rechazan aumentar los impuestos, sobre todo después de haber aceptado un incremento a las rentas más altas a inicios de enero.
Hay una parte de los republicanos que considera que la austeridad es una buena forma de recobrar la buena dirección de las finanzas del país, a pesar de que ello haya significado un importante recorte del presupuesto del Pentágono, hasta ahora la “vaca sagrada” de su partido.
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