BEIRUT/AP
Los rebeldes sirios luchaban el martes contra las últimas fuerzas leales al régimen que quedaban en la ciudad norteña de Raqqa tras capturar al gobernador de la provincia del mismo nombre entre intensos combates que duraron toda la noche, dijeron activistas.
La insurgencia arrebató a los soldados, el día anterior, la mayor parte de Raqqa, ciudad de unos 500.000 habitantes sobre el río Eufrates.De afianzar su posoción, los insurgentes controlarían toda una ciudad por primera vez, hecho que asestaría un golpe estratégico y simbólico al régimen del presidente Bashar Assad.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, dijo que los combatientes capturaron al gobernador de Raqqa, Hassan Jalili, tras combates nocturnos cerca de las oficinas del funcionario en la capital provincial del mismo nombre.El observatorio dijo que los insurgentes también capturaron al jefe del partido gobernante Baath en la provincia.
El director del observatorio, Rami Abdul-Rahman, dijo que Jalili es uno de los funcionarios de más alto rango que cae prisionero de los rebeldes desde el inicio de la crisis en Siria hace casi dos años.La lucha continuaba el martes cerca del edificio de inteligencia en la ciudad así como en otros lugares, afirmó Abdul-Rahman, quien precisó que “parte de Raqqa continúa en control del régimen”.
Según el observatorio, aviones del gobierno atacaron dos objetivos en la ciudad y causaron un número no específico de bajas. También dijo que había un intenso enfrentamiento cerca de un depósito de municiones en el extremo norte de la ciudad.
Los rebeldes venían logrando avances desde hace semanas en la provincia de Raqqa, donde capturaron la presa más grande del país ubicada al oeste de la ciudad.
El domingo, combatientes que intentan derrocar a Assad irrumpieron en la prisión central en la ciudad de Raqqa. Después de que la insurgencia arrebatara el lunes el control de gran parte de la capital provincial, habitantes eufóricos se dirigieron a la plaza principal y derribaron una estatua de bronce del finado padre del presidente, Hafez Assad.
La guerra en Siria comenzó hace dos años como una revuelta popular contra el régimen autoritario de Assad, pero después devino en una guerra civil total cuando los rebeldes tomaron las armas para combatir la represión del gobierno contra la disidencia.
Más de 70,000 personas han perdido la vida en el conflicto, según cálculos Naciones Unidas.Muchas de las ciudades del país están devastadas a causa de los incesantes hechos de violencia debidos a los cuales cientos de miles de sirios han buscado refugio en el exterior.