Cirilo Antonio Otero
Los seres humanos estamos compuestos de espíritu y materia. Es decir, somos una parte que vemos y palpamos y otra parte que sentimos pero, no vemos, solamente vivimos. Que es más y la cual se impone, ninguna, ambas tienen el mismo peso, la misma importancia. El equilibrio entre las dos partes es el éxito de la existencia. Parece filosofía de lo que estamos hablando, pero, es realismo filosófico, es la existencia misma.
Hoy día que en el país se habla de un interesante programa de autoestima y de nueva visión del mundo y del entorno social, estamos llamados a opinar y referirnos a la idea. Para los nicaragüenses es muy importante tener esperanza, tener fe, animarnos y prepararnos para el cambio. Pero, el cambio debe ser realista, necesariamente cargado de veracidad. De ninguna manera debe ser un circo de ilusiones. No debemos vendernos solamente ilusiones entre los nicaragüenses.
Los ciudadanos de Nicaragua hemos estado sometidos en los últimos cien años a varios excesos, dictaduras militares, conflictos bélicos, violencia gubernamental, violación a los derechos humanos, políticos, sociales y culturales, a enriquecimiento ilícito, a una política de desigualdad muy alta en manos de quienes ostentan el poder político y han administrado el país, vivir la práctica de ser ciudadanos de varias categorías, misma que se resume en dos; los que tienen excesivo derecho y los que no tienen ningún derecho. Todo esto nos ha llevado a perder la esperanza, a perder la autoestima, a no ser más ciudadanos, solamente habitantes o pobladores de un municipio en territorio nicaragüense, sin derechos, pero, con excesivos deberes.
A los nicaragüenses no les hace falta que les vendan ilusiones, esperanzas vacías, o en el peor de los casos que los obliguen por hambre a decir que el firmamento es rosado cuando este lo vemos azul celeste. O que los obliguen a decir, que están felices, dichosos y contentos, aunque su realidad es de hambre, sin trabajo, sin escuelas, sin educación, sin medicinas, sin salud, sin seguridad ciudadana, con grandes deseos de ver y vivir la equidad de las leyes, el respeto a las reglas del juego social y político, el respeto a los derechos humanos y a vivir en democracia.
Para implementar un programa social de transformación de la visión del mundo de los nicaragüenses y llevarlos a ser más limpios, más sanos, más humanos, más bonitos, se hace necesario ser realista y veraz, es decir, concreto.
No solo de palabras viven los seres humanos, sino también de acciones materiales, de situaciones medibles que lo lleven a sentir que el poder de cambiar está en sus manos, no en el espacio, no en el aire, el optimismo no es una sensación vaga, por el contrario, el optimismo nace, surge de las acciones tangibles, de las situaciones concretas y físicas.
Aplaudo y apoyo la iniciativa de mejorar el aspecto físico de las comarcas, municipios, ciudades de Nicaragua, ya era necesario una visión de limpieza, de orden, de atención a la ausencia de servicio público. Pero, esto incluye reparar los hoyos de calles, caminos y carreteras de Nicaragua, conservar la limpieza y pintura en hospitales, centros de salud, oficinas públicas, recolección de basura, limpieza de cauces y cuerpos de aguas urbanas y rurales, atención eficiente y eficaz en los trámites de documentos legales del Estado. Y, lo más importante, tenemos que promover el empleo productivo. No el empleo aparente ni de servicios, un empleo que sea sostenible y que aumente el ingreso nacional.
Las dos cosas juntas, la idea y la acción, son la receta del éxito. El autor es Sociólogo e Investigador social.