CIUDAD DEL VATICANO/ AFP
“Papa negro”, “ejército en la sombra”, los jesuitas, que tienen al primer papa de su historia, tienen una reputación contrastada, pero la elección del nombre del nuevo pontífice, Francisco, se refiere a los valores fundadores de estos “servidores de la Iglesia”, en primera línea en la defensa de los pobres.
[/doap_box]
La Compañía de Jesús, fundada en 1540 por el aristócrata vasco y exmilitar Ignacio de Loyola, es a veces descrita como un “ejército en la sombra” que controla el conjunto de la Curia romana o incluso el sistema bancario estadounidense…
“Los prejuicios y estereotipos sobre los jesuitas son tan válidos como los que dicen que las parisinas tienen el ceño fruncido y son antipáticas”, ironiza el historiador católico italiano Alberto Melloni, interrogado por la AFP.
“Es una gran familia en la que hay de todo, grandes conservadores y grandes reformadores, incluidos algunos fundadores de la teología de la liberación”, explicó.
El apodo de “papa negro” se remonta a la época en la que el “superior general” de los jesuitas se había vuelto tan poderoso que era percibido como el rival del pontífice de Roma.
La orden, que Ignacio de Loyola tardó seis años en hacer reconocer por el papa (en 1540), fue incluso disuelta por Clemente XIV en 1773 antes de renacer 50 años después durante el pontificado de Pío VII.
Henri Tincq, exvaticanista del diario francés Le Monde, explicó el jueves en la web slate.fr la “leyenda negra” de esta orden religiosa por la “disciplina jesuita, la sumisión a toda prueba, la ley del secreto, la obediencia absoluta al papa y el papel de los jesuitas en la erradicación de las herejías protestantes y jansenistas, con la voluntad de influenciar las élites burguesas” a través de la educación.
Ver en la versión impresa las páginas: 9 A