ROMA/AFP
Tras la elección del primer papa latinoamericano, Jorge Mario Bergoglio, la Iglesia católica apuesta por la región con más creyentes para reafirmar su dimensión global. El mismo papa Francisco indicó en su primera aparición en el balcón de la basílica de San Pedro, con humor, que los 115 cardenales que participaron en el cónclave lo habían ido a buscar “casi al fin del mundo”.
América Latina es el mayor vivero para una Iglesia que ha perdido en cambio influencia en las sociedades occidentales cada vez más individualistas y secularizadas. Para el historiador católico Alberto Melloni, la llegada de este papa “permite al Vaticano liberarse de la obsesión por afirmar su presencia en la sociedad europea secularizada”.
“Abre horizontes completamente diferentes”, anteponiendo los valores católicos más profundos y “puede ser una fuerza inspiradora para aquellos que han perdido la fe”.
La llegada del primer papa jesuita, considerado ortodoxo en lo doctrinal y más moderado en lo social, da un soplo de aire fresco al Vaticano, tras los escándalos que marcaron el último pontificado. “Comenzamos este camino juntos, obispos y pueblo”, proclamó Francisco.
Francisco goza de un gran prestigio entre los miembros de su Diócesis de Buenos Aires, que aprecian su disponibilidad, dotes comunicativas, y su vida alejada de toda ostentación. Para Politi, con esta sencillez y falta de boato envía también “un mensaje de esperanza a las masas desheredadas del Tercer Mundo de que es un papa que conoce de cerca sus condiciones”.
El pontífice argentino “es consciente de la crisis de la Iglesia, de la necesidad de una reforma seria, comenzando por la Curia romana. Esto me deja esperanzado”, declaró Fray Betto, uno de los referentes de la Teología de la Liberación, a la que Jorge Bergoglio siempre se opuso.
El teólogo Hans Kung, que últimamente ha instado a aprovechar la oportunidad de cambiar que brinda la dimisión de Benedicto XVI, opinó: “Los problemas de la Iglesia, del celibato a la crisis de vocaciones, son problemas mundiales”, declaró en una entrevista con La Repubblica. “Esperemos que un papa extraeuropeo abra nuevas perspectivas”.
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