Wendy Álvarez Hidalgo
Hace tres años unas 350 pequeñas empresas de las zonas rurales sabían poco sobre cómo vender sus productos en el mercado, sobre la oferta y demanda, la importancia del valor agregado, el empaque y producción, los principios de calidad en los productos. Vendían sus mercancías a los que primero ofrecieran comprarlo.
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Todo cambió en 2009, cuando el ProPemce, un programa financiado por la cooperación internacional, llegó a varias comunidades pobres con un plan de asistencia a unas 3,800 familias empobrecidas.
Tania de la Rosa, coordinadora de ProPemce, señala que ahora se ha mejorado la calidad de los productos lo que ha permitido a las pymes elevar sus ingresos mediante la obtención de mejores precios.
Los técnicos de este programa inyectaron tecnología a las cooperativas procesadoras de lácteos, tubérculos y raíces, así como a muebleros en la zona del Caribe nicaragüense. “Estas buenas prácticas de manufacturas son de gran valor porque mejoran la calidad de los productos y dan la oportunidad de acceder a nuevos mercados”, afirma De la Rosa.
Muestra de ese dinamismo es que algunos beneficiarios del proyecto exportaron hacia El Salvador y los Estados Unidos. Entre las pymes que lograron esos objetivos figuran productoras de quesos y tubérculos.
De la Rosa sostuvo que ahora el reto es que todo el trabajo de mejora que ya hizo entre estos pequeños negocios sea sostenible a largo plazo, para lo cual se necesitará apoyo por parte del Gobierno central.
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