Félix Rivera y Luis E. Martínez
Ella, de 25 años, con problemas de salud y de crecimiento, vivía solitaria en la casita alquilada cuyo canon lo pagaba una orden religiosa, mientras vecinos caritativos le apoyaban con la manutención.
Tatuado en distintas partes, él conocía la vulnerabilidad de la muchacha, como confesaría después ante las autoridades policiales que supieron del crimen hasta en la tarde del día siguiente.
La mañana del sábado arrestaron a Urbina, quien en presencia del abogado particular Freddy Rizo admitió la comisión del crimen. “Se me pasó la mano hermano, ahora tengo que pagarla, para dónde agarro”, dijo.
El segundo jefe departamental de la Policía, comisionado Ramón Morales, señaló que además de la confesión de Urbina, hay testigos que lo vieron entrar a la casa de Sequeira y que escucharon cuando la muchacha le decía que se fuera del lugar.
Es el segundo femicidio registrado este año en el departamento de Matagalpa.
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Una mujer se refugia en una iglesia, mientras su agresor intenta rematarla a machetazos porque las balas del arma con que le disparó ya se agotaron. En otra comunidad, una mujer que vivía sola se despierta con el horror de encontrar en el interior de su casa a un sujeto que la violó y luego estranguló. Son las dos muertes ocurridas durante la Semana Mayor, que se suman a la cifra de femicidios en nuestro país.
Nohemí Victoria Méndez Hernández, de 52 años y madre de cuatro hijas, iba a caballo cuando Juan Carlos Artola, de 24 años, enloquecido y en estado de ebriedad la atacó a balazos. La mujer cayó del caballo herida de muerte y se refugió en la iglesia Puertas del Cielo. El hombre, al ver que la balas del arma se habían agotado, siguió a la mujer para rematarla a machetazos.
El hecho ocurrió el 26 de marzo en Ayapal, comunidad de Pueblo Amado, municipio de San José de Bocay, en Jinotega.
El enfurecido hombre descargó varios machetazos en la puerta de la iglesia, mientras pedía a gritos que le entregaran a doña Nohemí, de lo contrario mataría a quienes estaban dentro. Luego se dio a la fuga, de acuerdo con la información suministrada por la comisionada Marcia Méndez, segunda jefa policial de Jinotega.
Muere en hospital
La señora Nohemí fue trasladada de urgencia al Hospital Victoria Motta, de Jinotega, donde falleció debido a que tenía perforados varios órganos vitales, según fuentes médicas.
El hecho lo denunció en la Policía Ada Luz Flores Hernández, de 33 años, hija mayor de la víctima.
“El señor Nicolás Blandón, campesino del sector, dio aviso a la familia de la víctima a los que les informó que un hombre en estado de ebriedad le había disparado a la señora Nohemí”, dijo la comisionada.
Agregó que aparentemente el hechor pretendía sostener una relación, que la víctima rechazó, lo que presumen como motivo.
Ella, de 25 años, con problemas de salud y de crecimiento, vivía solitaria en la casita alquilada cuyo canon lo pagaba una orden religiosa, mientras vecinos caritativos le apoyaban con la manutención. Tatuado en distintas partes, él conocía la vulnerabilidad de la muchacha, como confesaría después ante las autoridades policiales que supieron del crimen hasta en la tarde del día siguiente.
La mañana del sábado arrestaron a Urbina, quien en presencia del abogado particular Freddy Rizo admitió la comisión del crimen. “Se me pasó la mano hermano, ahora tengo que pagarla, para dónde agarro”, dijo.
El segundo jefe departamental de la Policía, comisionado Ramón Morales, señaló que además de la confesión de Urbina, hay testigos que lo vieron entrar a la casa de Sequeira y que escucharon cuando la muchacha le decía que se fuera del lugar. Es el segundo femicidio registrado este año en el departamento de Matagalpa.
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