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ADOLFO ACEVEDO. LA PRENSA/ARCHIVO

El fin de la sociedad joven: deviniendo una sociedad envejecida

Hasta ahora la niñez y la juventud han dominado el panorama demográfico del país. En su punto absoluto máximo, alcanzado en el año 2000, la población de entre 0 y 14 años representó 2,692,303 personas. Pero la participación de la población joven en la población total ha venido declinando con rapidez, y las tendencias apuntan a que en las próximas décadas asistiremos al fin de la sociedad joven.

Adolfo Acevedo Vogl

Economista

[email protected]

Hasta ahora la niñez y la juventud han dominado el panorama demográfico del país. En su punto absoluto máximo, alcanzado en el año 2000, la población de entre 0 y 14 años representó 2,692,303 personas. Pero la participación de la población joven en la población total ha venido declinando con rapidez, y las tendencias apuntan a que en las próximas décadas asistiremos al fin de la sociedad joven.

Mientras tanto, la población de adultos mayores irá en rápido ascenso, creciendo a una tasa promedio anual de 14.4 por ciento en 2010-2030, y pasará del 6.2 al 11.2 por ciento de la población total, completando así el tránsito de la fase incipiente-moderada, a la fase plena de envejecimiento de la población. Para 2050 el porcentaje de adultos mayores será ya equivalente al que prevalece actualmente en los países desarrollados.

Al aumentar rápidamente el número de adultos mayores, tanto en términos absolutos como en comparación al número de personas en edades productivas, se incrementará de manera considerable la presión sobre las finanzas públicas y sobre los hogares, debido a la necesidad de proveer atención en salud y sustento a la cada vez más numerosa y creciente población de adultos mayores.

Para tener una idea de la magnitud de las presiones, que representará el incremento en el número de adultos mayores, debe tenerse en mente que entre 2010 y 2070 el número de personas en edades productivas aumentará solo 1.36 veces, mientras el número de adultos mayores se multiplicará por 7.18 veces.

El problema que plantea esta evolución de la población según grupos de edad, es que ello implica que en las próximas décadas se estará reduciendo de manera acelerada el número de personas en edad económicamente activa capaz de sostener a cada adulto mayor.

En 2010 existían 13.4 personas en edad de trabajar por cada adulto mayor y, según nuestra simulación, si cada uno de estos aportaba el equivalente al siete por ciento de su consumo para sostener a los adultos mayores, su aporte total habría sido suficiente para cubrir el consumo total de estos, el cual se asume que, en términos per cápita, equivalía al 94.3 por ciento del consumo de las personas en edad activa.

Pero para el 2070 ya solo existirán 2.5 personas en edad de trabajar por cada adulto mayor y, si deseamos que la relación entre el consumo per cápita de los adultos mayores y el de las personas en edades productivas se mantenga constante, el consumo total de los adultos mayores debería pasar de representar el siete por ciento del consumo de las personas en edades productivas en 2010, al 37.5 por ciento en 2070.

Si las personas en edad activa consideran una carga inaceptable semejante aumento de la “tasa de cotización social” —el porcentaje de su consumo que deberán aportar, directa o indirectamente, para contribuir a sostener el consumo del número creciente de adultos mayores—, entonces la “tasa de reemplazo social” (es decir, el consumo per cápita de los adultos mayores como porcentaje del de los trabajadores) debería reducirse de manera drástica a lo largo del tiempo.

Supongamos que la tasa de cotización social alcanza el 11 por ciento en el 2030, y a partir de allí se mantiene congelada, porque los trabajadores consideran inaceptable cualquier aumento ulterior. Bajo este escenario, la tasa de reemplazo social debería reducirse desde el 93.4 por ciento en 2010 hasta solo un 27.7 por ciento en el 2070. Se produciría así un aumento verdaderamente drástico en la pobreza relativa de los adultos mayores, medida por el cociente entre su consumo per cápita y el de las personas en edad activa.

Estos resultados tienen dos implicaciones: la primera, es que tanto la sociedad como un todo, como cualquier sistema de pensiones, deberá afrontar el creciente costo que conllevará el acelerado aumento en el número de adultos mayores en relación con la población activa, a través de alguna combinación de ambos tipos de medidas: un determinado aumento en los aportes o contribuciones de los trabajadores, y determinada disminución en las tasas de reemplazo.

La segunda implicación es que esta combinación tendrá un impacto muy diferente dependiendo de cuál sea el nivel absoluto total del consumo del cual estamos hablando. Como se trata en el último análisis de la manera en que distribuirá el consumo total entre diferentes grupos de edad, debería ser claro que resultará menos difícil resolver este dilema, mientras más grande sea el fondo de consumo a distribuir.

Pues bien: diferentes tasas de crecimiento económico, sostenidas a lo largo del tiempo, se traducirán en una evolución muy distinta de los recursos disponibles para sostener el consumo de los diferentes grupos de la población. Parece evidente que, las opciones que se deban adoptar para distribuir el consumo total entre diversos grupos de edad, podrán afrontarse en mejores condiciones, mientras más alto sea el crecimiento del PIB a lo largo del tiempo.

Unos pocos puntos porcentuales más de crecimiento económico harían una gran diferencia. Por ejemplo, si el PIB crece a una tasa promedio anual del cinco por ciento entre 2010 y 2070, el consumo total se incrementaría 18.4 veces en este periodo, mientras que si lo hace a una tasa promedio anual del tres por ciento solo aumentaría 5.8 veces.

Economía juventud sociedad archivo

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COMENTARIOS

  1. Juan Israel
    Hace 11 años

    No influyen las tasas de natalidad y mortalidad en el análisis?

  2. Marvin
    Hace 11 años

    Es preocupante ver como no existe una aplicación a la “LEY No. 720, Aprobada el 06 de Mayo del 2010” de apoyo a los adultos mayores que no lograron sus cotizaciones del INSS y que no tienen familiares que ayuden a su sustento. Estos deambulan por las calles y es común encontrarnos a diario con una persona adulta mendigando por las calles.

    Espero que el futuro de las personas mayores sea promisorio, tomando en consideración que todos llegaremos a esta etapa.

  3. Edewin Isaac Munguia
    Hace 11 años

    se deberia de aprovechar la masa o la mano de obra joven que hay en el pais, pero la realidad no hay espacios, se podria en moda que los jovenes no quieren tener responsabilidades en futuro

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