Javier Poveda
Caminar o trotar por la mañana, así como pedalear una bicicleta, son actividades que no exigen tiempo ni dinero y que pueden alargar nuestra vida y mejorar nuestro estado de salud.
Los medicamentos o la dieta pueden reducir la grasa, y hacer los latidos más eficientes, pero nunca podrán mejorar en los tres aspectos, tamaño, fuerza y eficiencia.
Asimismo estar delgado no es sinónimo de estar saludable.
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El entrenador Juan José Bermúdez señala: “Es mejor salir de casa, da más ánimo. Aunque tengamos máquinas en el hogar, muchas veces no las tocamos. Lo ideal es aprovechar los espacios externos en caso que no podamos pagar un gimnasio. Caminar veinte minutos, correr unos 25 minutos dos veces a la semana, incluso bailar mejora nuestra condición física”, señala.
La actividad física regular ayuda a controlar el sobrepeso y enfermedades como la diabetes, la obesidad y la hipertensión, males que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) son cada vez más frecuentes en personas a lo largo de todo el mundo y de diferentes edades.
Michael Pratt es médico estadounidense y coordinador del equipo investigativo en actividad física del Centro Estadounidense de Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés). En los múltiples estudios de la organización confirman constantemente los aportes positivos de la actividad física en una persona promedio. “Estas investigaciones epidemiológicas aportan suficiente evidencia de que la actividad física reduce el riesgo de padecer enfermedades del corazón, diabetes, hipertensión, cáncer de colon y seno, fracturas de cadera y en general todas las causas de muerte”, afirma Pratt.
Asimismo la revista estadounidense Pediatrics avala esos resultados y además detectó, en un estudio publicado en 2012, que los niños que se ejercitan tienen hasta 2.4 más oportunidades de éxito en las pruebas de matemática y 2.2 más ventaja en los exámenes de comprensión de lectura.
LO BÁSICO
Bermúdez indica que la multitud hace motivarnos más, “por ejemplo bailar en grupo es más divertido y nos impulsa de alguna forma a superar o mejorar en comparación de otros”.
Agregó: “Hay que estar claros que el objetivo nunca debe ser perder por ejemplo diez libras en una semana. Las personas deben entender que la finalidad del ejercicio físico es mejorar la salud, el perder peso es una ganancia, y como resultado mejora nuestra respiración, circulación y adoptamos nuevas actitudes”.
Mentalizar así evita que al no perder peso no tiremos la toalla.
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