Moscú/EFE
Rusia advirtió este martes de que la retórica belicista no es menos peligrosa que los ensayos nucleares y los misiles en la península coreana, y aseguró que Moscú intenta aplacar la tensión junto a los otros países participantes en las negociaciones a seis bandas.
“Estamos convencidos de que la situación ya es muy grave y que las explosiones nucleares, los lanzamientos de misiles, no son una broma. Pero la retórica juega un papel no menos perjudicial”, dijo Serguéi Lavrov, ministro de Exteriores ruso, en declaraciones a la televisión local.
En su opinión, “en cualquier momento una acusación mutua, las amenazas y soflamas pueden alcanzar un punto crítico, cuando la gente se arrincona a si misma”.
Por ello, agregó, “estamos intentando un aplacamiento de la situación. Trabajamos con todos los participantes en las negociaciones a seis bandas -Corea del Norte, EE.UU., Japón, Corea del Sur- y coordinamos estrechamente nuestros pasos con China”.
Lavrov alabó la decisión de EE.UU. de aplazar el ensayo de un misil intercontinental, lo que debería persuadir a todas las partes a no instigar la confrontación y con la ayuda de una diplomacia silenciosa regresar a la mesa de negociaciones.
Aunque añadió que las maniobras militares conjuntas de EE.UU. y Corea del Sur en la zona no contribuyen a rebajar la tensión, argumento que Moscú ha transmitido a ambos países.
“Repito, se están tomando medidas. Desconozco si prosperarán. No podemos actuar con métodos de fuerza, con amenazas. No nos gustaría que el precio de la autoafirmación fuera la instigación de la retórica y menos aún de acciones ilícitas. Nosotros estamos en el bando de la razón y el arreglo político”, dijo.
Además, calificó de inadmisible la posibilidad de un nuevo ensayo nuclear subterráneo por parte de Piongyang, ya que supondría una nueva violación de una resolución adoptada por el Consejo de Seguridad de la ONU.
El presidente ruso, Vladímir Putin, advirtió ayer de que si estalla un conflicto en la península coreana la catástrofe nuclear ocurrida en 1986 en la central ucraniana de “Chernóbil (…) podría parecer un cuento de niños”.
“Existe tal amenaza? Creo que sí”, subrayó.