AFP
Sirenas y campanadas de las iglesias retumbarán la mañana de este viernes en toda Varsovia para marcar el inicio de una ceremonia del recuerdo, 70 años después de que un puñado de combatientes judíos atacaran a los nazis para morir empuñando las armas y no en un campo de exterminio.
Varios miles de personas asistirán a esta ceremonia delante del monumento a los héroes de la insurrección del gueto, en presencia del jefe del Estado polaco, Bronislaw Komorowski; el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz; el ministro israelí de Educación, Shai Piron, y supervivientes del Holocausto.
Los participantes pasarán luego delante del monumento de Umschlagplatz, punto de salida de trenes a las cámaras de gas del campo de Treblinka, al que los alemanes mandaron a más de 300.000 judíos de Varsovia.
Un gran museo de Historia de los Judíos de Polonia abrirá sus puertas acto seguido en el emplazamiento del gueto para testimoniar una coexistencia milenaria compleja entre judíos y polacos. El museo debe convertirse en un gran centro de animación cultural y ofrecer un rico programa de citas teatrales, cinematográficas, musicales y científicas, con debates y talleres.
“Todavía tenemos con nosotros a quienes combatieron. Tenemos la obligación de rendirles homenaje y darles las gracias, mientras podemos verlos y escucharlos”, declaró a AFP el gran rabino de Polonia, Michael Schudrich.
Uno de los últimos combatientes de la insurrección, Simcha Rotem, llamado Kazik, de 89 años, que había conseguido evacuar pos unas cloacas a un puñado de insurgentes, llegó el miércoles de Israel, donde reside, para participar en las ceremonias en su ciudad natal.
“Ni se nos pasó por la cabeza que íbamos a ganar a los alemanes”, contó a AFP. “En realidad, lo único que quería yo era elegir mi muerte, tener una muerte más hermosa, una muerte más decente que la muerte en una cámara de gas”, dijo.
De viernes a domingo, cientos de voluntarios repartirán por las calles de la capital junquillos de papel, en recuerdo de Marek Edelman, el último comandante del alzamiento judío, fallecido en 2009, que tenía la costumbre de marcar cada aniversario de la insurrección depositando en solitario un ramo de dichas flores amarillas al pie del monumento.
Una “cadena viva del recuerdo” trazará el domingo los muros del antiguo gueto, del que apenas quedan vestigios: los alemanes arrasaron completamente este barrio y el régimen comunista de la postguerra mandó construir allí, encima de los escombros, nuevos barrios de viviendas.
Una serie de manifestaciones han precedido el día aniversario del arranque de la insurrección. Otras están previstas hasta el 16 de mayo, día que marcó el final de los combates en el gueto.
Un estereoscopio instalado en el centro de Varsovia presenta en tres dimensiones de las fotos muy poco conocidas de la vida diaria del gueto, hechas o encargadas por alemanes.
El Instituto polaco de la Memoria Nacional (IPN) presentó el miércoles uno de los dos ejemplares originales del informe del comandante alemán del gueto judío de Varsovia, el general de las SS Jürgen Stroop, sobre su liquidación en abril-mayo de 1943.
Este ejemplar del informe, titulado por su autor 'Ya no queda barrio de viviendas judío en Varsovia', iba dirigido al jefe de las SS, Heinrich Himmler.
El jueves en la sinagoga Nozyk, la única que sobrevivió a la destrucción nazi, un kaddish fue leído en homenaje a los insurrectos y a los polacos que salvaron judíos durante el holocausto.
La orquesta filarmónica de Israel, dirigida por Zubin Mehta, dio un concierto el miércoles en la Ópera Nacional de Varsovia, y participará a la medianoche en el Hazkara, una ceremonia judía de conmemoración de una desaparición, delante del memorial a los héroes del gueto.