Ecatepec, México/AFP
Un estruendo ensordecedor interrumpió la madrugada de ayer el sueño de los habitantes de San Pedro Xalostoc, una humilde comunidad del municipio Ecatepec, en el centro de México. Perseguidos por las llamas, adultos, niños y animales salieron despavoridos sin entender de dónde provenía la explosión.
“Me desperté con un susto en el pecho cuando tronó el techo de mi casa, que es de lámina de asbesto”, dijo entre lágrimas Clara Anaya, habitante de Xalostoc, que se asienta al filo de una autopista en las afueras del Distrito Federal.
Antes de que amaneciera, un camión de doble cisterna de la empresa Termogas, que transportaba gas por esa carretera —que conecta los estados de México e Hidalgo— perdió uno de sus dos remolques, que se volcó hasta incendiarse. El remolque voló fuera de la autopista liberando grandes cantidades de gas. El gas se esparció y “encontró un punto de ignición, lo que causó la detonación con una onda expansiva de unos 500 metros”, afectando ambos lados de la ruta, explicó un bombero que pidió el anonimato.
El remolque enganchado a la cabina permaneció con la primera cisterna sobre sus ruedas y el conductor, aunque herido, sobrevivió.
SIN NADA
“¡Que nos digan a dónde se llevaron a nuestros heridos!”, gritaba Anaya, cuya casa fue arrasada por el incendio al igual que el taxi con el que trabaja su esposo. Ella vive con la familia de su hermano, que no pudo salir rápido porque se atoró una llanta en la puerta. “Se los llevaron con quemaduras, pero no sé a dónde”, agregó. Decenas de personas vociferaron contra el presidente municipal, Pablo Bedolla, quien habría pasado por el lugar “sin escuchar” los reclamos de los pobladores, en su mayoría asentados de forma irregular.
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