Elízabeth Romero
El dragado del río San Juan será lento, advierte Edén Pastora, delegado por el Gobierno para esa tarea. El presupuesto limitado incide en esto.
A tono de reclamo indica que “apenas” tiene asignado entre ochenta mil dólares y cien mil dólares mensuales, lo que es insuficiente para lo que califica de “trabajo titánico”.
Como mínimo, afirma, debería recibir de 200 mil a 300 mil dólares; aunque lo “ideal” sería un presupuesto de dos millones de dólares a tres millones de dólares al mes.
Aún así, dice Pastora, el trabajo ha sido positivo, pues sin el dragado de los 34 kilómetros que están limpiando en el río, la población tendría que movilizarse “a lomo de macho”.
Sin embargo, a pesar del trabajo que Pastora realiza, él no ha sido muy bien recibido por algunos lugareños que recientemente lo han tildado de “depredador” de bosques. Pastora asegura que las acusaciones son falsas, pues apenas fue una pequeña construcción la que logró levantar, pero con madera seca comprada a campesinos. “No tumbé un árbol”, subraya.
Según él, los lugareños critican porque “ellos eran las grandes figuras, grandes personalidades”, en un pueblo olvidado.
“Yo lo único que llego a hacer es a limpiar el río y a dar cien puestos de trabajos para ese pueblo, si no fuera (por) el dragado ahora que no hay pesca, no hay turismo, no hay construcción de aeropuerto; si no fuera (por) esos cien hombres trabajando, ese pueblo se estaría muriendo de hambre o tendría que seguir viviendo de la droga”, sostiene.
Ver en la versión impresa las páginas: 2 A